La consagración III parte
Pastor: Rafael Olaciregui
Domingo 1 de diciembre 2013
El camino de la consagración.
Después de libertar el señor a Israel los condujo por un camino hacia el monte Sinaí y en ese lugar le dio mandamientos e instrucciones a Moisés.
Le ha preguntado usted a El Señor cuales son sus instrucciones, que quiere que usted haga?
Si no lo ha hecho hágalo ahora mismo. Posiblemente El le responderá: id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Esto es parte de la consagración.
Una de esas instrucciones para Moisés fue construirás un tabernáculo donde yo pueda habitar lo harás de acuerdo al modelo que te mostrare.
Éxodo 25:8 Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. 9 Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis.
Mis hermanos ustedes tienen que preparar habitación para Dios en vuestras casas, estas deben ser santuario para Dios, en ellas no debe haber contiendas, ni divisiones, ni pleitos, ustedes tienen también que preparar sus corazones para Dios este debe ser un santuario para El.
En vuestros corazones no debe haber rencor hacia ningún ser humanó, deben perdonar, deben amar a aquel que les odia, que les desprecia.
Así cómo Jesús nos ama a pesar que le hemos despreciado.
Éxodo 13:2 Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es.
Es un mandamiento "Conságrame" entrégame. Es sencillo tu puedes decir Señor te entrego mis hijos son tuyos, están en las mejores manos.
Que alegría, que gozó que nuestros hijos le sirvan a Dios en el área que el disponga. Cuando ellos no le sirven a Dios entonces a quién le servirán?
El tabernáculo consistía de una casa hecha en cortinas dividida en dos habitaciones llamadas la primera lugar santo y la segunda lugar santísimo donde habitaría el Señor.
En el lugar santísimo estaría un arca una especie de baúl de madera cubierta en oro que tipificaría el corazón del hombre que es de la tierra la madera es de la tierra y el oro lo celestial:el Señor cubriendo nuestra naturaleza. Dentro del estarían los 10 mandamientos, el Maná, y la vara de Aarón.
Sí decides vivir consagrado para Dios en tu corazón debe estar sus leyes, su palabra y el deseo de servirle.....la vara tipifica el sacerdocio consagrado
Alrededor de esta vivienda había una cerca de una altura tal que impedía al curioso mirar hacia adentro. El que quería saber que pasaba tendría que entrar por la única puerta que es Cristo es también el único camino.
La cerca tenía una sola entrada, en el atrio había un altar para sacrificar corderos, el primer día que fue levantado el altar el sacerdote acomodó la leña y el fuego descendió del cielo encendiendo esta, entonces el Señor dio un mandamiento: nunca dejarás apagar el fuego del altar.
El sacerdote debería buscar madera constantemente y meterla al fuego.. Esto tipifica la presencia de el Espíritu Santo en el creyente la primera acción la hizo Dios al tocarte! la segunda tu tienes que buscarlo no dejar que se apague el fuego de tu corazón , eso es consagración.
En el altar se sacrificaban corderos unos eran ofrecido por el pecado y otros por la consagración el de consagración era en holocausto se consumía todo en el fuego, tipifico a Jesús. Es un gran ejemplo nuestra vida debe ser consumida en el servicio hacia El.
En el lugar santo está un candelero con siete lámparas las cuales deberían estar encendidas constantemente. También había un altar en oro exclusivo para quemar incienso tipifica las alabanzas y las oraciones la intercesión siempre presentes.
El holocausto.
¿Qué es el holocausto? El holocausto es una ofrenda que debe ser completamente consumida por fuego; por lo tanto, el sacerdote no podía comer su carne.
El Señor Jesús llevó nuestros pecados en la cruz. Esto se refiere a su obra como la ofrenda por el pecado
El holocausto es el agradable aroma del Señor Jesús ante Dios, que hace que Dios lo acepte. Cuando lo ofrecemos a Él ante Dios, nosotros también somos aceptados.
Que alegría, que gozó que nuestros hijos le sirvan a Dios en el área que el disponga. Cuando ellos no le sirven a Dios entonces a quién le servirán? y el derecho de propiedad, nuestro ser ya no nos pertenece.
Necesitamos ver ante el Señor que en esta vida sólo podemos seguir un camino: servir a Dios. Para poder hacerlo, tenemos que presentar todo nuestro ser a él.
Desde el momento que lo hagamos, nuestro oído escuchará al Señor, nuestras manos trabajarán para él y nuestros pies correrán por él.
Nos hemos consagrado totalmente a él como una ofrenda o un sacrificio; por consiguiente, nuestras dos manos, llenas de Cristo, lo exaltarán y lo expresarán.
Cuando hayamos hecho esto, Dios dirá: «Esto es la consagración.»
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