viernes, 22 de diciembre de 2017

¡Levantate!


Génesis 13:17........ Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré.  Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová.

Levántate es una orden que requiere acción, que requiere movimiento. Abram estaba en ese tiempo sedentario, estacionado en un solo lugar. El Señor antes le había asignado la tierra de Canaán, mas a causa de la desobediencia, al venir con su sobrino, se desubicó y se quedó en el "lugar equivocado". Además, hubo entre ellos contienda.

Génesis 13:7 dice : " y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra.

Luego que Abram toma la decisión de separarse de Lot (el motivo de su desobediencia) es cuando Dios le habla, levántate ve por la tierra que a ti  te la daré.

De este relato sacamos dos lecciones: una ser obedientes a lo que Dios nos dice. Dos, ejercer una acción. La promesa de Dios está para tu vida, pero debes moverte, debes tomarla.

El problema radica cuando pretendemos estar siempre en la misma situación y no ser diligentes. Está bien que Dios toma el control de todo, pero para que Él actúe y todo nos salga bien, debemos tener una actitud de Fe y no de pesimismo, mucho menos de tristeza y desanimo. Eso no es lo que Él quiere. 

Está claro que somos culpables de algunas situaciones que nos suceden, pero también existe alguien que nos quiere destruir y siempre se mantiene atacándonos (el diablo).

La solución a nuestros problemas no es estar todo el día llorando; la solución está en creer que hay un Dios grande y fuerte, que no existe nada imposible para Él. Un Dios que te dice “no temas que yo te  llevo de la mano”.  (Isaías 41:13)

Si estar derribados, lamentándonos, aislados, tristes, llenos de amargura, fuera la solución, Dios no nos hiciera el llamado a que nos levantemos. Hay que levantar nuestro ánimo. Tenemos que sacudirnos del polvo, pararnos del lodo y caminar hacia la tierra firme.

La acción la completó Abram edificando un altar al Señor. Un altar, mis hermanos, en estos tiempos, significa  doblar nuestras rodillas delante de Dios, reconociendo que lo adquirido es por su misericordia, agradeciendo su presencia, adorándolo pues sólo Él merece nuestra adoración.

Oración
Bendito Dios que no ha puesto límite a la conquista y al establecimiento de su reino, declaro que me levantaré y caminaré a lo ancho y largo de esta tierra, predicando su palabra, dando a conocer su gracia y su misericordia que es en Cristo Jesús

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