viernes, 17 de noviembre de 2017

El espíritu de Babilonia


Génesis 10:8.....Y  Cus engendró a Nimrod,  quien llegó a ser el primer poderoso en la tierra. Este fue vigoroso cazador delante de Jehová;  por lo cual se dice: Así como Nimrod,  vigoroso cazador delante de Jehová.

Cuando usted lee estos versos por encima podría hasta admirar a Nimrod, el primer Gobernante  "poderoso"  en la tierra, sin  tener en cuenta que fue el primer hombre que se reveló contra la voluntad de Dios después del diluvio.

Del diluvio sólo quedaron Noé, su esposa, y sus tres hijos, con sus esposas. Parecía que, al fin, la tierra tendría paz y seria poblada por personas justas, correctas. El recuerdo del diluvio quedó marcado en los descendientes de esta familia.

Ellos deberían ser distintos; tenían una gran experiencia del resultado de pecar, conocían "cómo el pecado afecta a todo el planeta".

Dios había dicho “multiplíquense, tengan hijos, llenen la tierra” y este hombre dijo: ¡No! ¡Será como yo digo! y construyó una gran torre pensando en quedarse en un solo sitio. A pesar de ser destruida la Torre de Babel, el espíritu con el cual fue hecha perduró, pues luego nació el imperio babilonio, el cual enseña la idolatría, la prostitución y la rebeldía.

La “torre de Babel” fue edificada en “la tierra de Sinar”, lugar donde Nimrod y su esposa Semiramis comenzaron su reino. Según algunas leyendas antiguas, esta pareja tomó la iniciativa en la construcción de la torre, la que se convirtió en señal inconfundible de la idolatría y la soberbia humana.

A Dios no le agradó el osado intento de los hombres de edificar “una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo”. Para detenerlos, “confundió... el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra” (Génesis. 11:9).

Esta historia se repite nuevamente, pero ahora no es uno; ahora son varios.

La Biblia dice en 2 Timoteo 3:1... “debes saber esto: que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, avaros, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, irreverentes,…

Los hombres poderosos, los que se imponen a la fuerza ofenden a Dios. El carácter soberbio y fuerte ofende a Dios: la manipulación,  el edificar a la fuerza, el someter a la fuerza a otros es un gran pecado.

Oración
Padre que estás en los cielos, ruego, en el nombre de Jesús, que me libres del espíritu babilonio que conduce a la rebeldía, a la idolatría y a la prostitución. Guarda mi espíritu, Señor, de la confusión religiosa. Tu Santo Espíritu  me guíe todos los días de mi vida

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