miércoles, 24 de mayo de 2017

De mañana oirás mi voz


Salmo 5: 1-3.....Escucha, Jehová, mis palabras; considera mi gemir. Atiende a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré. Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti y esperaré.


La mayoría de nosotros queremos, anhelamos o esperamos a que Dios haga grandes cosas en nuestra vida. 

Queremos que Dios responda lo más rápido posible a nuestras peticiones, queremos que Él haga muchas cosas en el momento y lugar que nosotros queremos, pero, por alguna razón, no hacemos nada por llevar una vida devocional que realmente le agrade.

¿Qué es una vida devocional? Es mantener cada mañana y diariamente una comunicación espontánea y fresca con Dios. E provocar que en tus pensamientos, ideas, planes y propósitos siempre esté Dios. 

Es tener un tiempo diario de oración, dedicar unos minutos a leer la Biblia para saber lo que Dios quiere hablarte. Es adorar a Dios, no porque estás en una Iglesia, sino porque sientes la necesidad de hacerlo, porque lo amas, porque lo anhelas, porque estás agradecido o porque, simplemente, necesitas sumergirte en su presencia para renovar tus fuerzas.

Tiene que ver con andar como Dios quiere que andemos. Es pensar antes de actuar y evaluar si eso que vas a hacer es o no aprobado por Dios. Es una vida que nos lleva a tener en cuenta a Dios en todo lo que hacemos por simple que parezca. Y es que si tomamos en cuenta a Dios en lo “simple” de la vida, lo haremos con más razón en lo “importante” de la vida.

¿Cómo está tu vida? ¿Realmente tu propósito cada día es agradar a Dios? ¿Estás leyendo la Biblia? ¿Estás orando sin cesar cada día? ¿Estás incluyendo a Dios en tus decisiones “simples” y también en las “importantes”?

¿Realmente estamos caminando como Dios quiere que caminemos? ¿Realmente estamos teniendo la comunión espiritual cómo tendría que ser?

Cuando mantienes una vida devocional, ves los problemas, no como ocasiones de peligro, sino como una razón para ver el poder de Dios manifestarse en tu vida. Ves la escasez como una oportunidad para ver al Dios proveedor en acción. Ves la enfermedad cómo una oportunidad para ver en acción al Dios Sanador.


Oración.
Señor, cada mañana bien temprano me presentaré delante de ti para adorarte, bendecirte. Escudriñaré, antes de salir de tu presencia, las escrituras; buscaré la dirección de tu Santo Espíritu, porque estoy seguro que oirás mi voz y atenderás mis peticiones.



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