viernes, 26 de mayo de 2017

Puestos los ojos en Jesús


Hebreos 12: 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.   

Un espíritu de decaimiento está tratando de infiltrarse en los cristianos. Este espíritu ataca con ideas contrarias a las promesas de Dios usando nuestros cinco sentidos.

Por ejemplo, usted escucha que sus hijos andan en caminos perdidos, siendo que Dios ha prometido la salvación para nuestros hijos. Siendo que en la Biblia dice: "Y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos". (Isaías 49:25)

Si usted cree más a lo natural, a lo que escucha y ve, que a las Promesas de Dios, su ánimo "decaerá".

Sin usted analiza que su presupuesto no le alcanza y la promesa de Dios dice que nuestros “graneros serán llenos, provistos de toda suerte de grano; nuestros ganados, se multiplicarán en millares y decenas de millares en nuestros campos” y lo que usted analiza lo confunde, usted ya apartó su ojos de Dios.

Este espíritu lo que trata de ocasionar es que quitemos nuestra vista de la palabra de Dios, “que seamos realista”  y no espirituales. Si usted permite esto, su ánimo decaerá; no podrá orar en la forma correcta; su fe disminuirá a causa de esto y usted caerá  y se apartará de los caminos de Dios.

Jesús, nuestro Señor, lo mencionó en Marcos 4:18-19: “Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa”.    

¿Qué puede usted hacer?  Deje que la palabra de Dios gobierne su vida, a pesar de la circunstancia. Por ejemplo, lo están amenazando que lo van a matar, cite la palabra que dice “ninguna arma forjada contra ti prosperara”. No te enfoques en el problema, sino en la promesa que corresponde a esto.

El médico dice: “tiene cáncer”; la palabra dice: “por su llaga he sido curado”.
 
Hebreos 12:3 dice: “considerad  a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”.

El Señor Jesús sufrió “contradicción de pecadores” de su misma familia (Juan 7: 3-5); de la religión oficial (Mateo 16:1); de la política (Mateo 2:16); de supuestos amigos (Mateo 26:48, 49); de verdaderos amigos (Mateo 16:23); de falsos creyentes (Juan 6:66); de verdaderos creyentes (Marcos 9:33, 34); de gente ingrata (Juan 5:15); de parte de su pueblo (Juan 12. 37; Juan 8:41); y de parte de sus discípulos (Juan 11:16). Pero él aguantó. Lo superó. No se dio por vencido y no desmayó.
 
Oración. 
Padre, en este día, pongo mis ojos en Jesús y no en el hombre. Derribo todo argumento del diablo por medio de tus promesas. No permitiré que los afanes, ni la riqueza de este mundo ahoguen la palabra, que tú has sembrado en mí. Declaro que soy buena tierra

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