sábado, 27 de mayo de 2017

El río de su espíritu


Ezequiel 47:8-9… Y me dijo:  Estas aguas salen a la región del oriente,  y descenderán al Arabá,  y entrarán en el mar;  y entradas en el mar,  recibirán sanidad las aguas. Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos,  vivirá;  y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas,  y recibirán sanidad;  y vivirá todo lo que entrare en este río.

El profeta Ezequiel ve un río salir del santuario de Dios y ve que desciende al mar muerto, conocido también como mar salado. Este es un lago en el que, por la cantidad de sal y otros minerales que contiene, es imposible la vida animal  y la vegetación.

Algunos historiadores mencionan la posibilidad que a sus orillas quedaban las ciudades de Sodoma y Gomorra.

El escucha que las aguas del mar recibirán sanidad por medio del río y serán de sanidad para toda persona que entre en él, y que la vida animal y la vegetación cobrarán vida.

En las escrituras, el mar representa muchísimas personas sin conocimiento ni temor de Dios. Cuando no hay conocimiento ni temor de Dios, las personas se corrompen. Esto explica tanta indolencia, tanta intolerancia entre las personas.

El desierto del Arabá representa la sequedad espiritual en que muchos se encuentran sin Dios.

En las escrituras, el Río representa la presencia del Espíritu Santo de Dios, cuyo fluir en medio de las personas traerá conocimiento, temor de ofender a Dios, sanidad física y espiritual.

Este es el tiempo que el profeta anunció en el que el Espíritu Santo de Dios descenderá sobre los seres humanos. El tiempo en que los convencerá de volverse al Padre por medio de Jesucristo su hijo.

El río que menciona Ezequiel es la presencia del Espíritu Santo en los hijos de Dios, los cuales como un río por donde quiera que vayan serán de bendición. Muchas personas serán sanadas espiritual y  físicamente. 

La Biblia menciona que con la sola sombra del apóstol Pedro los enfermos sanaban. Así será la gracia, la unción, la presencia de Dios en nuestra vida al permitir la acción del Espíritu Santo actuando en nosotros.

Usted, hoy mismo, puede hacer parte de ese río que lleva bendición por donde quiera que pasa. Sólo necesita confesar al Señor Jesús y decir: "perdona todos mis pecados, me arrepiento de haberte ofendido. Creo que Jesús tomó mi lugar en la cruz, y lo acepto como mi único y suficiente  salvador"

ORACIÓN

Señor, yo necesito nadar en esas aguas. Quiero esa nueva vida que ofreces por medio de Cristo. Tu Santo Espíritu sea sobre mí,  y todo mi ser: espíritu, alma, y cuerpo sea transformado por tu Santo poder

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