lunes, 8 de mayo de 2017

Dios no hace acepción de personas



Hechos 2:17......Y en los postreros días,  dice Dios,   Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,   Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones,  y  vuestros ancianos soñarán sueños.

El Espíritu Santo fue dado a los primeros creyentes el día de Pentecostés. Todos ellos eran israelitas. Ellos llegaron a pensar que sólo a los de su nacionalidad sería dado el don del Espíritu Santo; no comprendían que Dios no hace acepción de personas.

Luego El Espíritu Santo fue derramado sobre los llamados gentiles. Dice Hechos 10:45: " los creyentes que eran de la circuncisión (Judíos Cristianos), que habían venido con Pedro, se quedaron asombrados, porque el don del Espíritu Santo había sido derramado también sobre los Gentiles.

La palabra Gentil (Goyim) es una palabra muy usada en la Biblia. Habla de aquellos que no son nacidos sanguíneamente de Abraham.

Habiendo muerto Jesús por toda la humanidad, Dios el Padre unificó a los dos pueblos antagónicos, gentil y judío, en uno solo. Es decir, la obra de Cristo en la cruz trajo como resultado unificar a los judíos y gentiles. 

La Iglesia de Cristo está conformada por hombres y mujeres de todas las nacionalidades y pueblos que se  han arrepentido de sus pecados y creen que Jesús  murió por ellos.

En ella, la  "iglesia", los judíos y los gentiles, que creen en Cristo Jesús, forman un solo pueblo de Dios.  Todos los pueblos tienen que volverse a Cristo para formar parte del "pueblo de Dios".

La Biblia relata cómo un centurión romano, considerado enemigo de los Judíos, se convierte a Cristo, cómo daba ofrenda a los pobres y cómo oraba y ayunaba, al punto que  Dios se le manifiesta. Tenemos que admitir que Cristo murió por todos los seres humanos. Pedro dijo: “En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas (Hechos 10:34).

La Biblia relata también acerca de un etíope, el cual se convierte al leer la Biblia y por la predicación de Felipe, un siervo de Dios, que le enseña cómo interpretarla. (Hechos 8:26)

Si usted dice ser cristiano tenga cuidado cómo trata a otras personas no creyentes. Recuerde, Dios no hace acepción de personas. El señor nos enseña a no servir al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor.

Los creyentes que tienen empleados, deben tratarlos bien, como hermanos suyos. Dice Pablo: "sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas". (Efesios 6:8-9).


Oración
Padre que estás en los cielos, te ruego me perdones al considerar que tú eras exclusivo. Hoy comprendo que no haces acepción de personas, que amas a todos los seres humanos por igual, ya que Jesús murió por el perdón de todos nosotros los pecadores, sin tener en cuenta su religión ni nacionalidad.








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