El Espíritu Santo de Dios en el primer hombre

Génesis 2:7... Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

A diferencia del resto de la creación, Dios hizo al hombre con sus manos y  sopló en su nariz aliento de vida, ese soplo,  ese aliento de vida es su Santo Espíritu. El primer hombre, Adán, fue lleno del Espíritu Santo de Dios.

Luego de crear el Señor nuestro Dios el universo por medio de su palabra, decide crear al hombre del polvo de la tierra, a diferencia de todos los seres creados, el hombre, en este caso Adán, recibió el soplo de vida por medio del aliento de Dios, su Santo Espíritu. 

Esta nueva criatura llamada hombre tiene un espíritu humano, un alma, y un cuerpo. (1 de Tesa.5:23) y es precisamente a través del espíritu humano que el hombre puede tener comunión con Dios, quien es Espíritu 

Debido al pecado de Adán y Eva, las futuras generaciones, después que ellos pecaron, perdieron la comunión con Dios. Se dice entonces que el hombre estaba muerto espiritualmente. Romanos 3:23  dice :"por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

Adán fue un portador del Espíritu Dios. De ahí en adelante, todo ser humano por herencia fue pecador y se relacionó con El Señor mediante ángeles, profetas, por sueños y  sólo a las personas  a las que Él consideró,  las trató directamente como es el caso de Abraham, Moisés, Samuel, Elías etc. 

Dios es Espíritu y para poder comunicarse con nosotros necesitamos tener nuestro espíritu  avivado. Puesto que el espíritu no estaba disponible desde la caída de Adán, lo que sucedía durante ese período era que Dios ponía su Espíritu sobre aquellos con los cuales Él se quería comunicar. 

De Génesis a Hechos no hay ningún registro de cómo poder recibir el Espíritu Santo, por la simple razón de que el Espíritu no había sido enviado a los hombres. Juan 7:39 dice: Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

Génesis 1:26 relata...Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.

 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.

 Luego del Pecado  de Adán y Eva, los seres humanos fuimos condenados a vivir separados de Dios, sin comunión con su Santo Espíritu. La Biblia le llama muerte espiritual.

Cuando Jesús toma en nuestra representación el lugar de pecador en la cruz y muere, en ese momento, fuimos justificados, ante el Padre y Él envía su Santo Espíritu para que haga morada en el que cree y confiesa a Jesús, haciéndonos templo de su Santo Espíritu.

¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?  Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que vosotros sois. (1 de Corintios 3:16-17)

Los cielos  son insuficientes para contener su  Espíritu,  mas Él muestra su gracia y su poder viviendo en el corazón de un hombre o una mujer dispuesto a recibirle.

 

¿Estás dispuesto en este momento para recibirle?  Sólo necesitas decir "Señor, perdona, te lo ruego, mis pecados. Creo que Jesús murió por mí. Quiero que tu Espíritu more en mi"

Declaración 

Gracias, Señor, por perdonar todos mis pecados. Gracias por convertir mi corazón en tu habitación. Ruego nunca apartes tu presencia de mí. Tu Santo Espíritu me guíe y ponga paz en mi corazón.