jueves, 24 de septiembre de 2015

La revelación



Gálatas 1:11...... Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

Muchas personas tienen el conocimiento correcto acerca a de quién es Jesús. Aprendieron, tal vez, por sus padres, por sus pastores, o tal vez, por sus maestros al estudiar las escrituras.

Es posible que muchos que enseñan de Jesús aprendieron también de una buena fuente, de alguien con unción, con gracia, pero es muy necesario que todo ser humano tenga una revelación directa de quién es Jesús.

El apóstol Pablo tuvo una revelación directa: "Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer".

Pablo era un maestro de las escrituras bíblicas, mas nunca antes había tenido una revelación tan directa. Luego de ese encuentro, su vida cambió y la de toda persona a su alrededor. Ya su predicación no era sólo de palabras sino de demostración de poder de Dios.

Todo creyente debe ser admirado por su fe, que, sin haber visto a Dios, ha creído en Él. Sin embargo, esto no le quita la necesidad de tener una revelación, un encuentro directo con Dios.

El mismo Jesús que dijo: “bienaventurados los que creen sin haber visto” es el mismo que dice: "pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra". (Hechos 1:8)

Usted necesita una experiencia personal con Dios, "su propio encuentro con Dios". Es decir, usted necesita conocer a Dios, no por la experiencia de otro, sino por su propia experiencia.

Pablo sabía esto. Él recibió una revelación increíble de Jesús en el camino a Damasco. Pablo fue tumbado literalmente de su caballo, y una voz le habló desde el cielo. Ninguna persona había tenido una revelación más personal de Cristo que esta, pero Pablo sabía que esto era sólo el principio. Desde ese momento en adelante, él se "propuso no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado" (1 Corintios 2:2).

Oración
Padre que estás en los cielos, he escuchado de ti. Creo en lo que dice tu palabra la Biblia. Creo que Jesús murió por mí, que su sangre derramada me redimió, y me limpió todos mis pecados. Anhelo aún más de ti. Necesito una experiencia personal contigo, amén.

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