Mateo 16:4.....La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.
Los fariseos y saduceos vinieron y le exigieron a Jesús que les mostrase una señal del cielo, Jesús respondió:
“La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches”.
Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. Mateo 12:38-40
Los fariseos creían más en las tradiciones que en la palabra escrita, y los saduceos eran extremadamente auto-suficientes, al punto de negar la intervención de Dios en los asuntos de la vida diaria.
Negaban la resurrección de los muertos (Mateo 22:23; Marcos 12:18-27; Hechos 23:8).
Negaban cualquier vida después de la muerte, sosteniendo que el alma perece con la muerte, por lo tanto creían que no había ningún castigo o recompensa después de la vida en la tierra. Negaban la existencia del mundo espiritual. Según ellos, no había ni ángeles ni demonios (Hechos 23:8).
Esta fue la razón por la cual Jesús les dijo "pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás" Es posible que ni ellos ni los discípulos, en el momento, comprendieran, pero el día que Jesús resucitó, ese día comprendieron sus palabras.
Luego, Jesús reunió a sus discípulos y preguntó: "¿Quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente".
Jesús declaró: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mateo 16:17). Cristo estaba diciendo: "No obtuviste esta revelación sólo por caminar conmigo, Pedro. Mi Padre te la reveló desde el cielo".
Pedro recibió la revelación gloriosa, inicial, que viene a todos los que creen. La gloria de la salvación de Cristo estaba siendo revelada en él.
Esta es la revelación que cada uno de nosotros necesita también: "estar seguros de que Cristo es el hijo de Dios" y nuestro redentor.
Oración
Estoy seguro que Cristo que Jesús es el hijo de Dios, que dejó su trono de Gloria al descender a la tierra e ir a la cruz a morir por nosotros los pecadores. Creo que resucitó, creo que subió a los cielos y nos justificó ante el Padre. Hoy podemos disfrutar de su perdón , de su paz, de la sanidad y de la vida eterna.
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