Mateo 6: 25.......Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y, sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
La invitación del Señor para hoy es que no te angusties, pues si él tiene cuidado de todos los animales, como en el caso de las aves, ¿cómo no tendrá también cuidado de nosotros que somos sus hijos?
Él quiere que recuerdes que todas sus promesas, como están escritas en el libro de Deuteronomio capítulo 28:8, se cumplirán: "te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da. Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar."
El Señor nuestro Dios trae a los hombres la liberación física de la esclavitud. En el pasado libertó a Israel, utilizando a Moisés. Los libertó de la esclavitud egipcia y luego los introdujo en una tierra llena de bendiciones.
Hoy, por medio de Jesús su hijo, nos libró de la esclavitud del pecado y de las garras del diablo, sanó nuestro cuerpo, nos dio paz y nos hizo nuevas criaturas
Dios, después de librarnos del pecado, de una enfermedad, o de maldiciones, no va a permitir que muramos de hambre o que andemos desnudos. El que nos libertó nos sostendrá en el presente y en el futuro.
El que nos dio vida cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, ¿cómo no nos dará el vestido y el calzado que tienen menor valor?
Hoy, como todos los días, es una buena oportunidad de agradecer a Dios por gozar de ese privilegio tan grande de haber sido hechos hijos de Dios por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Valoremos cada día de nuestra vida ese sacrificio tan grande que Jesús hizo por amor a nosotros. Retribuyámoslo a través de una vida que busque a cada momento agradar al Padre y, con ello, hacer de ese sacrificio un tesoro valioso.
Buscando, primero que todo, el reino de Dios y su justicia, mediante lo cual todas las cosas nos serán añadidas.
Declaración
Gracias te doy, Padre, por el Sacrificio de Jesús. Entiendo que nos cuidas, pues somos de gran valor para ti, y que tus promesas se cumplirán. Nunca faltará el pan ni escasearán las provisiones, ni el calzado ni la ropa, y la educación de nuestros hijos está asegurada.
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