Hechos 26: 12........Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti.
El término visión, desde la perspectiva de negocios, es la definición del camino que nos dirige y guía a través de un largo plazo y nos lleva a donde debe estar la empresa en el futuro.
La biblia relata que un hombre llamado Saulo, el cual, a causa de su creencia religiosa, perseguía y consentía en dar muerte a los cristianos de su época, un día, camino a la ciudad de Damasco, tiene una visión a la 12 del día, a pleno sol. Si la hubiera tenido de noche, y sin testigos, diría que fue un sueño.
Esta visión de Pablo, si usted nota, tiene un tiempo: “el medio día;” tiene un lugar: “camino de Damasco;” tiene una señal: “una luz del cielo;” tiene un resultado, una respuesta: “no fui rebelde a la visión.” Para que usted desarrolle su ministerio, usted necesita un encuentro, conocer al Señor, tener una visión y no debe ser rebelde.
Usted puede navegar en un barco creyendo que va hacia un puerto correcto y tener un rumbo equivocado. Si no tiene la ayuda de navegación correcta, se puede extraviar. Pablo anduvo errado hasta que tuvo un encuentro con Cristo.
El hombre se guía por visiones. Éstas pueden ser: Humanas o emotivas, dejándonos guiar por nuestras emociones; también pueden ser diabólicas, dejándose guiar por una falsa creencia, una falsa visión puesta por el mismo Diablo.
O pueden ser De Dios. Pablo tuvo una visión celestial y fue obediente a ella. En esa visión, fue abierta una puerta en el mundo espiritual y Pablo tuvo un encuentro con Jesús que transformó su vida. Si no tiene esa visión, Pablo hubiera seguido el rumbo equivocado que llevaba: perseguir y matar a los hijos de Dios.
Los barcos y los aviones para dirigirse de un lugar a otro necesitan un rumbo. Este rumbo siempre se lo da una torre o “faro,” el cual emite una luz.
Los seres humanos necesitamos un faro que nos guie por el buen camino. Ese faro, esa luz, es Cristo. Él es el único que puede dar el rumbo correcto a nuestras vidas y ministerios.
Declaración
Creo lo que dice Dios en la Biblia: que cada creyente tiene un ministerio, un cargo en la gran empresa que es la Iglesia. Hoy decido, en el nombre de Jesús, seguir la visión de Dios para mí.
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