Santiago 4:5........¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?
¿Ha experimentado usted alguna vez sed y sin poder conseguir agua? Similar a esto es anhelar la presencia de Dios en nuestras vidas. Sentimos que cuando no oramos lo suficiente o no meditamos en su palabra, nos morimos.
Es muy común escuchar entre creyentes que en nosotros debe haber un anhelo por la presencia de Dios en nuestras vidas, que debemos buscar la llenura del Espíritu Santo.
Lo poco común es escuchar que Dios nos anhela también y además celosamente. Hay momentos en los cuales descuidamos nuestra relación con Dios, ocupándonos de nuestros propios afanes y el Señor quiere hablar con nosotros, quiere escuchar una alabanza y no la encuentra.
Si usted es de los que ora y adora a Dios a una hora determinada y, de repente, no va a la "cita", Él se le quedará esperando y esto hará que él entre en celos.
Si es de los que continuamente pensaban en Dios, y mantenían una alabanza en su pensamiento y, de repente, los afanes de la vida le hicieron pensar más en ellos, y empezó a ocupar su mente en los problemas, y no en el que todo lo puede, usted hizo que Él lo celara.
En realidad, debemos procurar no motivarlo a celos, cuidar su presencia, aumentar más el tiempo de búsqueda y meditación de su palabra, pues si le abandonamos, Él también nos abandonará.
Declaración
¡Qué hermosa revelación, Señor, el saber que tú me anhelas, que necesitas tener comunión conmigo! ¡Qué egoísta he sido al buscarte sólo en medio de mis necesidades! ¡Qué infiel he sido al olvidarme de ti un día y dedicárselo a las relaciones con el mundo, provocándote a celos! Te pido perdón y clamo, en el nombre de Jesús, que no quites tu Santo Espíritu de mí.
Rafael Olaciregui
Centro Cristiano de Colombia
http://centrocristianodecolombia.org
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