Gálatas 5:22 -25…Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
La Biblia enseña que los que estamos en Cristo hemos sido llamados a ser libres de las demandas de la ley de Moisés. Pero al mismo tiempo se nos exhorta a no hacer uso de esta libertad como ocasión de la carne, sino que nos sirvamos unos a otros por amor (Gálatas 5:13).
Otra cosa que aprendemos es que no sólo debemos ser llenos del Espíritu Santo sino que también debemos andar o vivir en el Espíritu.
Si lo hacemos así, no daremos lugar a satisfacer los deseos de la carne (Gálatas 5:16; Romanos 8:4-9, 12, 13). Para que esto sea una realidad, el creyente tiene que cooperar con el Espíritu Santo.
La Biblia se refiere a esta actitud como autodisciplina o templanza. Con ese fin se nos manda hacer morir las obras del cuerpo, es decir, de la carne pecaminosa. En cambio, se nos presenta una lista de todas las cualidades o características en que se ramifica el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22, 23).
En 2 Pedro 1:5-7 se nos da otra lista del fruto del Espíritu. Allí se hace énfasis en que el cristiano debe someterse con todo empeño y diligencia a la voluntad del Espíritu Santo.
Debemos agregar algo más a nuestra fe; es decir, debemos incrementarla por medio de la práctica y el ejercicio, a fin de que se vayan uniendo a ella otros frutos igualmente importantes en el desarrollo de la vida cristiana.
Cuando los esposos tienen relación, del fruto de esa relación nacen los hijos. Cuando el creyente tiene una buena relación con Dios, del fruto de esa relación nace: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.
El amor, el gozo y la paz son sentimientos internos del corazón. La paciencia, la benignidad y la bondad son cualidades cristianas de tipo social. La fe, la mansedumbre y la templanza son virtudes de la conducta cristiana opuestas a la vida del mundo.
El fruto del Espíritu está en conflicto directo con las obras de la carne, las cuales son: idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a las cuales debemos renunciar.
Declaración.
Gracias, Señor Jesús, por hacer de nosotros tu habitación. Gracias por el fruto que produces en cada uno de nosotros tus hijos. Ruego para que, en tu gracia y misericordia, pueda transmitir este tu mensaje a multitud de personas
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