Éxodo 5. 1.....Después Moisés y Aarón entraron a la presencia del faraón, y le dijeron: Jehová, el Dios de Israel, dice así: "Deja ir a mi pueblo para que me celebre una fiesta en el desierto."
Mateo 4:1 dice: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.
Si usted analiza quién llevó al desierto al pueblo de Israel es Dios y no Faraón. Igual ocurrió con Jesús. Quien lo lleva es el Espíritu Santo al desierto, no el diablo.
Es posible que alguno de ustedes esté pasando por un desierto y no se explica por qué. ¿La causa? Dios tiene un propósito.
Dios tenía un propósito al conducirlos allá. Quería enseñarles, revelarse a ellos. Pero ¿qué hay en un desierto?…….Nada
Algunas situaciones difíciles en nuestra vida pueden ser pruebas que el Señor nos coloca para que lo oculto de nuestros corazones salga a flote y nos conozcamos a nosotros mismos. Todo lo que ocurra a los que aman a Dios es para bien. Hay un propósito en ello.
El Espíritu Santo es quien conduce, quien guía.
Éxodo 13:20 habla de una nube y de una columna de fuego que los guiaba. Con solo ver ellos esta maravilla debieron confiar en Dios. Dice la escritura que cuando vieron a los egipcios que los perseguían sintieron temor y se quejaron. Dios les protegió abriendo el mar para que escaparan, destruyendo a quienes les perseguían. En el desierto les sostuvo. Siempre tenían alimento y agua.
Quien nos conduce es el Espíritu Santo y quien nos persigue son los demonios. Éstos son reales, mas nosotros no debemos tener temor. Hasta que lleguemos a la patria celestial, siempre los tendremos alrededor. La distancia depende de nosotros. Si oramos, estarán lejos; si no oramos, estarán cerca de nosotros.
Oración
Hoy comprendo que tú, Jehová mi Dios, eres quien conduce mis pasos. Comprendo que algunos momentos difíciles son para que mi fe sea fortalecida. Sé que, de ser necesario, abrirás el mar para que pase a una tierra de bendición. En ti confió
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