domingo, 29 de noviembre de 2015

Tamin



Levítico. 23:12..... Y el día que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová.

El señor Jehová nuestro Dios ordenó a Israel guardar siete fiestas anualmente, y les enseñó como nombrar los días y los meses, lo cual casi nadie cumple hoy.

Cada fiesta tenía algo en común: siempre se debía guardar un día de reposo y siempre se debía ofrecer, por lo menos, un cordero como ofrenda en holocausto.  

Mientras el libro de éxodo 23:10 nos habla del reposo, Levítico 23:10-12 nos habla de la ofrenda para ser aceptados por Dios. Esa ofrenda debería ser sin defecto.

 La palabra hebrea  utilizada para ofrenda  es Tamin que significa: "completo", "correcto", "pacífico", "sano", "saludable", "perfecto", "maduro", "completamente crecido", "plenamente desarrollado", y que alcanzó su propósito para "perfección."

Ese cordero perfecto tipifica a Jesucristo que fue llevado a la cruz siendo puro y sin pecado alguno, tomando nuestro lugar.

Una persona que hoy esté completamente dedicada a honrar y servir  Jehová, a predicar de la salvación que es en Cristo, es una que se ofrece como una ofrenda ante Él, procurando agradarle en todo.

No se confunda usted puede estar ocupado en su trabajo u oficio y ser de corazón perfecto, haciendo "todo" como si fuera para Él: predicar de Cristo, orar por sus compañeros, y establecer el reino de Dios en el lugar que usted se encuentre.

Pero recuerde su primer oficio, su primera  ocupación deber ser Dios. Es como si usted tuviera dos empleos al tiempo pero su verdadero patrón es Dios. Haga todo pensando en agradarle a Él.

Sabemos que el cordero tipifica a Jesús que se ofreció a sí mismo  como sustituto por nosotros. Él era puro, y sin pecado. Y también tipifica al creyente que debe presentarse ante Dios cada día "completo", "correcto", "pacífico", "sano", saludable", "perfecto", y maduro".

Oración 
Padre, hoy me presento delante de ti como un sacrificio vivo, santo y agradable. Ayúdame cada día para mantenerme en tu presencia, en santidad. Renuncio al deseo de los ojos y a los deseos de la carne y del mundo. Me presento  ante ti Como ese cordero (Tamin) sin defecto. Renuncio, en el nombre de Jesús, a todo pecado oculto  de mi corazón

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