miércoles, 14 de octubre de 2015

Una demanda justa



Salmos 27:4.......Una cosa he demandado a Jehová,  ésta buscaré;   Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,   Para contemplar la hermosura de Jehová,  
y para inquirir en su templo.

El rey David está deseando estar en el tabernáculo (la casa de Dios en Jerusalén) más que en su palacio. Ese tabernáculo en su construcción era sencillo: dos habitaciones rodeadas por un atrio (patio). Pero en una de esas habitaciones estaba Dios y era precisamente el lugar donde David demandó estar. 

Un día David se apartó de Dios a causa de un pecado de adulterio; no sentía su presencia, ni el gozo que da la salvación pero él era inteligente y él le rogaba a Dios que le perdonara. No podía entrar a la habitación de Dios, pues todo el que entraba en ese lugar en pecado moría fulminantemente.

En ese tiempo, David suplicó el estar por lo menos en el atrio de la casa de Dios......." Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad". Salmo 84:10

Mis amados hermanos es mejor asistir a una congregación cristiana donde podamos escuchar la palabra de Dios, no interesando cuál sea nuestra situación pecaminosa, que estando en el pecado, no asistir jamás  y no escuchar palabra.

Algo bueno ocurre en tu vida cuando escuchas palabra de Dios. Ella actúa como un jabón, ella nos limpia.
Algo bueno ocurre cuando estamos en la casa de Dios: ahí envía el Señor una bendición especial.

David pudo expresar. !Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!  Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.  

"Aun el gorrión halla casa, Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, Cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío. Bienaventurados los que habitan en tu casa; Perpetuamente te alabarán" (Salmo 84:1-4)


Oración 
Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Señor, yo escojo el vivir por siempre en tu presencia, y nunca apartarme  de tus caminos. Ruego, en el nombre de Jesús, me concedas esta petición.

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