2 de Reyes 2:19-22........ “Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra es estéril. Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y poned en ella sal. Y se la trajeron. Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad. Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.”
Hoy Dios nos está llamando a establecer su reino, a estar rendidos a Jesús, a destruir las obras de Satanás. Él lo ha elegido y me ha elegido para ser la sal que va a preservar, purificar a este mundo en descomposición, para sanar y llevar vida a lo que está seco y muerto.
Por eso, debemos asegurarnos que la sal que llevamos no pierda su sabor. (Mateo 5:13) Somos nosotros los que cambiaremos el mundo. Dentro nuestro está la respuesta y la salida que ellos necesitan.
El avivamiento no vendrá por fuera; el avivamiento vendrá del interior de cada cristiano que deje correr los ríos de agua viva de su interior. (Juan 7:38)
Sí, en su interior está la respuesta. El Espíritu Santo ha colocado todos los dones para que usted pueda brillar con luz en la oscuridad.
Le ha colocado la capacidad de hablar verdad en medio de una cultura de engaño, de llevar paz en medio de la confusión. Y para que esto sea una realidad es necesario que usted avive el fuego del don de Dios que está en su interior. No se detenga pensando en sus debilidades, permanezca en Jesús y Él hará que usted lleve mucho fruto.
Mire lo que dice Juan 15:4-5 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.”
El secreto no está en su capacidad personal; el secreto está en permanecer en Jesús, caminando en la Palabra.
Una unción fresca brotará de usted que afectará a todos los que lo rodean. Su familia, sus amigos, sus compañeros de trabajo querrán tener lo que usted tiene y llegarán a los pies de Jesús.
Declaración.
Padre, Tu Palabra me limpia cada día y hace que pueda llevar mucho fruto. Tú me consideras la sal que preserva. No me detendré más pensando en mis debilidades. Sé que Tú haces la obra a través de mí, por eso te doy gracias, por poder ser parte de tan grande bendición. Pondré las manos sobre los enfermos, les hablaré a las personas de ti.
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