lunes, 6 de febrero de 2017

En aquel día

2 Tesalonicenses 1:10.....Cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron  (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

Un día Cristo vendrá y será glorificado y admirado por aquellos que creyeron a la predicación de la palabra expuesta por los hombres y mujeres que, como tú, se atrevieron a predicarla. Otros creyeron al ver tu testimonio, cómo Dios realizó cambios en tu vida.

Todo ser humano tiene un propósito en el Señor que cumplir y nuestra oración diaria deberá ser para que muchos acepten ese llamamiento que cada ser humano tiene desde mucho antes de la formación del mundo.

2 Tesalonicenses 1:11 dice: ......Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros,  para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento,  y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder.

Pero ¿qué será de aquellos que nunca aceptaron su palabra; que despreciaron lo que escucharon por boca de sus santos? ¿Qué será de los que, sabiendo que Jesús es real, que entregó su vida por todos los hombres, le rechazaron?

¿Que será de los que padecen tribulación a causa de la predicación de la palabra de Dios?

Bueno con respecto a estos últimos, dice la escritura....."y a vosotros que sois atribulados,  daros reposo con nosotros,  cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder,(2 Tesalonicenses 1:7)

Y aquellos que rechazaron su palabra, nunca verán a Dios. Cuando nuestro corazón deje de latir, nuestra alma continuará consciente por la eternidad, al lado de nuestro creador o lejos del creador. Aunque algunos teólogos y algunos religiosos muy destacados digan lo contrario, la Biblia dice claramente:

En 2 Tesalonicenses 1:8 ..."en llama de fuego,  para dar retribución a los que no conocieron a Dios,  ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición,  excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.

Oración
Padre que estas en los cielos, creo que Jesús tu hijo murió por mí en la cruz para el perdón de mis pecados. Creo que resucitó de entre los muertos para justificarme ante ti. Creo que un día vendrá, por mí. Me arrepiento de toda ofensa hecha contra ti. Seré uno de los que anuncie tu gracia y tu perdón a otros, y con mi testimonio daré a conocer tu gloria.

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