Jueces 14:8........Y volviendo después de algunos días para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del león; y he aquí que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas, y un panal de miel, Y tomándolo en sus manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuando alcanzó a su padre y a su madre, les dio también a ellos que comiesen; mas no les descubrió que había tomado aquella miel del cuerpo del león.
Sansón era un nazareo (persona que desde el vientre de su madre fue consagrado para Dios o que hacia un voto de consagración para Dios). Dentro de las condiciones impuestas para ser nazareo estaba el no acercarse a un cuerpo muerto.
Otra condición era no comer nada contaminado por un cuerpo en descomposición y a Sansón no le importó tales condiciones. Él quería satisfacerse así mismo.
El mató al león; esto sería en defensa propia y tiene justificación. El irlo a ver seria vanagloria. Regresar a algo que ya pasó, no era correcto. Si usted venció un día rompiendo una relación pecaminosa, ¿por qué volver a recrearse y sentarse a comer aunque sea miel con la persona con la cual hace unos días pecaba?
¿Por qué ofender a sus padres que son creyentes dándoles de comer del fruto de algo que tú sabes que ofende a Dios?
Algunos no nacimos en un hogar de padres creyentes y temerosos de ofender a Dios, a diferencia de Sansón. Él nació en un hogar de padres creyentes con una visión de su futuro. Aunque no es excusa lo dicho anteriormente para justificar el pecado, Sansón tenía una ventaja sobre nosotros.
Algunas personas se hacen nazareos a si mismo haciendo votos. En el caso nuestro, nos hacemos hijos de Dios creyendo en el sacrificio de Jesús, arrepintiéndonos de nuestros pecados y apartándonos de ellos, lo cual significa, también, consagrarnos para Dios.
Cuando esto ocurre, El Señor nos liberta de los yugos del pecado y del diablo, nos hace libres. ¿Qué razón tendría volver al pecado cuando soy libre y consagrado? La Biblia dice que el postrer estado sería peor.
Todo aquel que recibe a Jesús como su Señor, recibe, además del perdón, a su Santo Espíritu. Esto nos hace más fuertes que al mismo Sansón. Parecido al nazareo, tenemos principios que no debemos romper. Estos son los mandamientos de Dios.
Proponga en su corazón y en su espíritu no contaminarse con el pecado ni acercarse a lo que en el pasado lo ató, lo contaminó. Conságrese a Dios, huya del "cuerpo muerto".
Oración
Hoy decido consagrar mi vida para el servicio del Señor. Huiré del pecado, no regresaré al lugar ni a las personas que motivaron mi pecado. Oro al Padre para que, en su gracia, esas personas puedan escapar de los lazos del pecado.
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