miércoles, 4 de octubre de 2017

Nuestros sentidos


Mateo 5:27-29.....Oísteis que fue dicho: "No cometerás adulterio".  Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
 
El mundo espiritual es real. Usted es un ser espiritual dentro de un cuerpo físico que tiene contacto con ese mundo espiritual, por medio de sus cinco  sentidos. Usted no se da cuenta de esta realidad.

Por medio de nuestros sentidos percibimos el mundo espiritual. Por medio de ellos, nuestra alma puede ser atrapada. Cuando detienes tu mirada en algo abominable, pornografía, por ejemplo, la mente, como un laberinto, almacena estas escenas y te hacen vivir un mundo espiritual que termina haciéndose material.

Un hombre, con sólo desear una mujer que no es su esposa, ya está adulterando. Una persona con fantasías corrompidas ya está fornicando. Todo empieza en la mente. Si usted está viendo una escena pornográfica en Internet o televisión, sus ojos y oídos son el punto de contaco para un pecado: la fornicacion o adulterio.                                                                                        

Hermanos, en cuestión de segundos, su alma puede quedar atrapada  en los lazos del cazador, en la tela de araña, tejida por el enemigo al usted, a propósito, prestar su oído....Si usted está escuchando a alguien hablar mal en contra de la doctrina sana, en contra de su propia salud, en contra  de su congregación, sus oídos son el punto de contacto para el deterioro de su alma y su salud.

Igual, si usted, con el sentido del gusto o del olfato se embriaga, está teniendo un contacto con lo espiritual, pues su alma se debilita y su voluntad puede ceder.  Si usted utiliza el tacto, sus manos, para tocar lo incorrecto, de manera deliberada, usted ha sido atraído por algo que ya está en su alma: la concupiscencia.

Hermanos, cuando estamos ante un gran dolor, el abandono, por ejemplo, la muerte de un ser querido, la pérdida de un bien, ese dolor, esa condición, abre dos puertas: una te conduce al Padre. Si tú quieres, tú puedes decir como Jesús: “en tus manos encomiendo mi espíritu”.

La otra puerta conduce a perdición. Cuando hablas mal de Dios en el momento difícil. Cuando no hay un quebrantamiento sincero; cuando no encomendamos a Él nuestra causa. Cuando escogemos maldecir y no bendecir a Dios en el día de nuestra angustia.

Muchos de nosotros hemos ofendido a Dios con nuestros sentidos, inconsciente o conscientemente, y ha llegado la hora  de tomar una decisión de escoger el verdadero camino.
                                            
Debemos pedir que nuestros sentidos sean purificados y renunciar a lo oculto y vergonzoso de nuestra alma…Aceptar a Jesús como nuestro único y suficiente salvador…La única puerta de salvación.

Declaración 
Hoy me arrepiento de dar mal uso a mis sentidos. Te pido perdón, mi Dios. Ruego, en el nombre de Jesucristo, que limpies, purifiques mi alma de toda contaminación y cierres toda puerta al pecado que haya sido abierta a causa del mal uso de mis sentidos

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