Debemos distinguir entre las promesas de Dios que son para todos los seres humanos sin importar de qué raza, tribu, lengua o religión puedan ser, en las cuales él no tendrá nada que hacer. Simplemente, Dios prometió y lo cumplirá, y las promesas que necesitarán que usted ejecute un requerimiento de Dios.
Debemos entender que reclamar la promesa no significa pelear con Dios ni ganarle un pleito. Usted no puede disgustarse con Dios ni pelear con Él. Eso es una locura y una mala interpretación de las escrituras. Si Dios prometió, simplemente Él cumplirá, pues Él no es hombre ni hijo de hombre para mentir.
Simplemente usted lo que hará es creer y cuando "reclama" la promesa, es usted quien se está convenciendo a sí mismo.
Un ejemplo: usted siente que ha perdido La Paz en un momento determinado, y llegó la noche y aún continúa así. De repente, viene a usted la promesa que se encuentra en el libro de Isaías 26:3, "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado." Usted la reclama, citándola con fe y experimentará entonces la anhelada paz.
Las promesas de Dios pueden ser para ti también, si te decides a creer en Él. Hechos 2:39 dice: "Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare."
Por último, tenga en cuenta el tiempo de Dios. La Biblia relata que Abraham y Sara obtuvieron el hijo de la promesa en el tiempo de Dios. (Génesis 21:1)
Nos agradaría escuchar personalmente su testimonio al cumplírsele a usted una promesa.
Le bendecimos en el nombre de Cristo Jesús y declaramos el cumplimiento de las promesas de Dios para tu vida.
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Rafael e Inés
Pastores de la Fundación Centro Cristiano de Colombia.
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