miércoles, 23 de noviembre de 2016

Día 323 ¡Ay del que se enorgullece del pecado!


 

Isaías 3:9.......La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí.

 

Estos tiempos son como los de Sodoma y Gomorra, donde públicamente se exhibe el pecado; ya no es disimulado. Abiertamente, el hombre demuestra por sus ademanes y por su rostro su estado interior. La sociedad y sus dirigentes lo aprueban, pues su corazón es como el de ellos.

 

El pecado extremo, es rebasar completamente las prohibiciones establecidas por Dios; esto lo vemos reflejado en lo que Pablo escribe en la carta a los romanos.

 

La gente de Sodoma y Gomorra no creía que necesitaban a Dios ni creyeron en sus leyes. Ellos abiertamente desafiaron a Dios y actuaban como si Él no existiera.

 

Desfiles presentados en las principales capitales del mundo, con el título y la proclama del orgullo gay, son exhibidos; los noticieros lo siguen como un verdadero acontecimiento público sin criticar tal condición de pecado, haciéndose igual en el sentir público.

 

El Señor nuestro Dios dice: "quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican."  (Romanos 1:32)

 

Algunos establecimientos públicos dedicados al consumo de alcohol y drogas con exhibición pública de prostitución han sido declarados patrimonio cultural por los alcaldes de algunas ciudades en el  mundo.

 

Ciudades donde se practica el pecado abiertamente son declaradas como patrimonio de la humanidad. Por eso Dios dijo : Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos.

¡Ay del impío! mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado.”

 

Isaías 5:20 dice: "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo;  que hacen de la luz tinieblas y de las tinieblas luz;  que ponen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!

 

Igual que en el pasado, hoy Dios te dice: escapa por tu vida, y no participes de pecado ajeno, no lo celebres ni seas indiferente.” “Ora para que las personas que tú conoces  puedan escapar del pecado.

 

Declaración 

Padre, te suplico, en el nombre de Jesús, que perdones los pecados cometidos en mi ciudad, a causa del desconocimiento de tu palabra. Ruego para que ésta sea predicada en cada barrio, en cada sector, en las  plazas, en los colegios  y en todo hogar. 

 

 

 

 

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