jueves, 17 de noviembre de 2016

Dia 317 Permaneceremos en El


1 de Juan 2:15......., No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Permanecer en un primer puesto, ya sea como el mejor deportista, en cualquiera de sus competencias, es imposible. Siempre habrá uno mejor que le derrotará.

Permanecer ocupando un primer lugar en un empleo o en un negocio es imposible. Siempre habrá quien lo haga mejor.

Permanecer en Dios es posible. Su promesa al respecto lo dice. Sin embargo, hay una condición: "no amar el mundo ni las cosas que están en el mundo."

La palabra “mundo”  es usada en las escrituras para referirse al sistema que se opone a Dios. Muchas actividades del ser humano, si fueran enfrentadas a los mandamientos y a las leyes y estatutos de Dios. no serían consideradas pecaminosas; pero cuando amamos esas actividades más que a Dios, eso quiere decir que el amor hacia Dios no está en nosotros.

Jesús, nuestro Señor, dijo: "Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. (Mateo 6:24)

Jesús dijo: "Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo."

Las condiciones iniciales en las cuales el hombre fue colocado en la tierra fueron diferentes. Dios lo creó en inocencia y su ambiente era la presencia de Dios. Al salir de la presencia de Dios, entró en otra dimensión donde todo lo que en ella hay induce al pecado.

La naturaleza del hombre cambió a una naturaleza pecadora, la cual anhela pecar. Por esa razón se habla de “los deseos de la carne.”  Siendo nosotros seres espirituales, contenidos en un cuerpo físico, son nuestros ojos el punto de contacto con lo externo y éstos desean recrearse en el pecado.

Jesús le llama vanagloria de la vida a todo lo temporal, a lo que un día dejara de ser.

Declaración
En el nombre de Jesús, mi redentor, hoy renuncio a la lascivia, a la concupiscencia, al deseo de los ojos, al deseo de la carne, al mundo y a todas las cosas que en él hay También renuncio a la vanagloria de la vida. Amaré a mi Dios por sobre todas las cosas de este mundo.

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