viernes, 4 de noviembre de 2016

Día 305 El Señor abrirá puertas de Salvación


Josué 3:13.....Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová,  Señor de toda la tierra,  se asienten en las aguas del Jordán,  las aguas del Jordán se dividirán;  porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón.

En el pasado Moisés extendió su vara y el mar se abrió en dos, permitiendo el paso de los israelitas. Un milagro así, hoy maravillaría a la Iglesia cristiana y al mundo entero.

Sin embargo, pasaron cuarenta años y todas aquellas personas mayores de veinte años que vieron semejante  milagro, que escucharon a Dios hablar desde la nube, se olvidaron de sus maravillas, y perecieron en el desierto por su incredulidad, a pesar de ver la manifestación de su poder.

Llegado el momento de poseer la tierra que Dios les había prometido, encontraron un problema: el río Jordán les impedía el paso. Era época en que éste era  muy caudaloso.  Sin embargo, el Señor dijo, avancen.

Cuando Dios da una orden, solo necesitamos obedecer. Ellos avanzaron, tocaron con sus pies el río, y este se abrió.

La Biblia dice "levántate resplandece;  porque ha venido tu luz,  y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra,  y oscuridad las naciones;  mas sobre ti amanecerá Jehová,  y sobre ti será vista su gloria" (Isaías 60:1-2)

Es tiempo de mostrar su poder. Es tiempo de dar a conocer la Salvación que es por medio de Cristo.

En la medida que tu avances, el Señor abrirá puertas de salvación, traerá liberación a los cautivos. La oscuridad desaparecerá a tu alrededor, pues la oscuridad es la ausencia total de la luz.

Es tiempo de pisar la casa de tus amigos, conocidos y familiares. Dios se encargará del resto. Cuando entres en un hogar, Dios estará entrando contigo. Algo sucederá en esa casa, atrévete!

Al llegar, bendice a los de la casa. Si alguien está enfermo, ora por él porque Dios le sanara. Él está dispuesto a hacer señales, milagros y prodigios.


Oración 
Señor Jesús, creo en ti, en tu palabra. Creo que el mar se abrirá y muchos pasarán a la tierra de salvación. Creo que al pisar el más caudaloso río, este se detendrá y muchos, al pasar, conquistarán pueblos y naciones para tu reino.

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