domingo, 24 de septiembre de 2017

Aprendiendo a ser feliz


Hebreos 12:2........Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”.

En éste versículo, podemos ver la fuerza del gozo, pues llevó a Jesús a la victoria en la cruz y a vencer el oprobio. Dice el texto: “sufrió la cruz”. Aquí sufrir significa resistir, soportar y “oprobio” significa: deshonor, injuria y deshonra. Por el gozo, Jesús resistió la cruz y menospreció los insultos.  

El apóstol Pablo no tuvo una vida fácil. Sufrió muchas persecuciones. Era pobre y a menudo tenía aflicciones. Tenía problemas físicos de los cuales no fue liberado. Pasó mucho tiempo en prisiones. Sin embargo, con todo ésto, Pablo era un cristiano muy alegre. Él dijo:. . . "He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación"  (Filipenses 4:11).

Pablo aprendió a estar contento, tuviese mucho o poco, estuviese en prisión o libre, en abundancia o en aflicción. Había aprendido que Dios, y lo que Él había provisto, era todo lo que necesitaba. Pablo dijo:

Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad (Filipenses 4:12).

La Biblia nos enseña que en el mundo tendremos aflicciones pero de todas ellas nos librará el Señor. Habrá momentos de dolor que se consideran normales. Lo anormal es mantenerse en ese estado por siempre. Cuando hay una verdadera comunión con Dios, Él sanará toda herida en nuestro corazón.

El rey David entendió que el gozo verdadero sólo podía venir por estar en paz con Dios. Solamente cuando se volvió al Señor de todo corazón, después de pecar, y fue perdonado, pudo experimentar el gozo de la salvación.

El gozo del cristiano es Dios mismo, por eso dice la Escritura: “Entraré al altar de Dios, Al Dios de mi alegría y de mi gozo; Y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío” (Sal 43:4). 

Por tanto, éste gozo va ligado al gozo de Dios mismo, al vivir en Su voluntad. Por eso el Padre dijo: “Éste es mi Hijo amado en el cual tengo complacencia”, es decir, en el cual me gozo, ¿Por qué? Porque el Hijo vivió para hacer la voluntad del Padre. El gozo del Hijo, era el gozo del Padre, pues Jesús hacía lo que agradaba al Padre.    

La verdadera causa de la tristeza, de la falta de gozo es nuestro propio pecado. Cuando lo reconocemos, cuando nos acercamos a Dios por medio de Cristo, podemos ser felices.


Oración 
Gracias, Señor Jesús, por enseñarme a ser feliz, con tu ejemplo, al no pensar en ti sino en mí y el resto de la humanidad cuando padecías en la cruz.  Tu gozo era que seríamos libres del diablo y del pecado. Hoy he aprendido a tener gozo en todas las circunstancias de mi vida

No hay comentarios:

Publicar un comentario