viernes, 22 de septiembre de 2017

Estemos contentos.


 Timoteo 6:8 .......Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.  Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición.

No somos felices cuando, erróneamente, creemos que necesitamos algo más que a Dios y de lo que Él ha provisto para nosotros.

La falta de felicidad viene cuando creemos que lo que Dios ha provisto para nosotros no es lo mejor. Podemos no sentirnos felices por no lograr una meta propuesta. También podemos estar resentidos con nuestros padres o algún otro familiar. Podemos estar resentidos con nuestras circunstancias, o aún con Dios.

Eva dejó de ser feliz, teniendo a Dios de su lado, cuando creyó una mentira de satanás....."Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal"..... (Génesis 3)

Una mujer casada deja de ser feliz cuando escucha a otro, que no es su esposo, ofreciéndole “lo que él no le ha brindado”, por ejemplo halagos, atención , comodidad, etc.

" Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales"..........A partir de ese momento dejaron de ser felices.

La solución a la falta de gozo, de felicidad, es creer que Dios y lo que Él nos ha dado es lo que nosotros necesitamos. Tal vez no comprendamos nuestra situación, pero no debemos sentirnos ofendidos por lo que Dios hace o deja de hacer.

En los cuentos infantiles antiguos  encontrábamos, después de un conflicto, al finalizar el libro, la expresión “y vivieron felices para siempre”. Algunas personas afirman que no hay tal cosa como la felicidad completa. La mayoría de ellas no son felices a pesar de ser parte de un grupo religioso o de tener todo lo material.

Necesitamos ser como niños, creer a Dios como niños, para ser felices. Nuestro Señor Jesus dijo "De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos" (Mateo 18:3).

Para comprender el peligro de aceptar pensamientos erróneos, debemos recordar esta verdad: Estamos controlados por la forma en que vemos y creemos las cosas. Lo que creemos determina lo que hacemos y lo que sentimos.

Oración 
Padre que estás en los cielos, ruego en el nombre de Jesús, que guardes mi corazón  de la codicia. Guárdame también de desear lo que tiene mi prójimo; líbrame de las tentaciones al escuchar lo que otras personas me digan o me ofrezcan que vayan en contra de tus promesas

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