Génesis 33:4........“Pero Esaú corrió al encuentro de su hermano Jacob y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron”.
Sólo Dios tiene el poder de restaurar un alma herida, arrancar un resentimiento, arrancar las raíces de amargura, sacar el veneno del alma y restaurarla, y por consiguiente restaurar una relación familiar.
La Biblia nos habla de la relación de dos hermanos que se dañó a causa de vivir ambos lejos de Dios, cuando se vive lejos de Dios nuestra alma, es sujeta a muchas pasiones una de ellas es el no perdón y el resentimiento.
Jacob obtuvo una bendición de su padre, con astucia hizo que su hermano Esau renunciará a ella y con engaño la obtuvo.
Jacob había huido de su tierra natal porque su hermano Esaú pensaba matarlo, por haber usurpado su lugar y recibir de su padre Isaac la bendición. Habían pasado ya unos veinte años, y durante todo ese tiempo no vio a sus padres, estuvo lejos de sus amigos y perdió la amistad con su hermano.
Después de un encuentro con Dios, vuelve de regreso a su tierra, pero su corazón está inundado de temor Su hermano Esaú viene a su encuentro, con cuatrocientos hombres, y el temor de Jacob lo lleva a planear una estrategia para salvar su vida, y por eso envía a su familia delante de él con muchos regalos para apaciguar la ira de su hermano.
Pero, la reacción de Esaú no fue de venganza, ni rencorosa, él salió corriendo a abrazar a su hermano Jacob (¿Cuántas veces el miedo nos hace imaginar momentos dolorosos y trágicos, o nos lleva a planear estrategias innecesarias y vergonzosas?).
Es interesante que “los dos lloraron”, esas lágrimas expresan el resultado de una labor divina en sus corazones, Dios había trabajado con Jacob (pues a pesar de sus miedos, había regresado) y con Esaú (pues ya no tenía en mente matar a su hermano). Hay circunstancias de nuestro pasado que por estar ligadas al dolor no quisiéramos recordar o tener que enfrentar de nuevo, es aquí donde nuestro Sanador, Jesucristo el Señor, manifiesta su poder y amor, conduciendo al ser humano al genuino perdón.
Cuando logramos perdonar a los demás sus ofensas y pedir perdón a quien hemos herido, nuestro corazón experimenta sanidad y liberación (recordemos que la palabra griega para perdonar, apolúo, significa además: poner en libertad, soltar).
ORACIÓN.
Hoy decido buscar con todo mi ser a Dios por medio de Jesús su hijo, entiendo que El es el camino hacia el padre, entiendo que al tener un encuentro con Dios todo conflicto desaparecerá y será restaurada toda relación familiar
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