jueves, 10 de diciembre de 2015

Ministros de un nuevo pacto



2 de Corintios 3:2.....Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios.

Quien escribe esta epístola es el Apóstol Pablo, el cual no fue un discípulo de Jesús. Todas las personas que Jesús llamó para su ministerio ejercían un oficio. Por ejemplo, Pedro, junto con Andrés, Juan y Santiago, era pescador y es posible que, al ejercer su ministerio, ellos pondrían en práctica sus cualidades para pescar almas para el reino de Dios.

Mateo era contador y, al parecer, el resto eran agricultores. Pero el oficio de Pablo no era físico; era espiritualmente maligno. Él perseguía y mataba a los cristianos: "Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel." (Hechos 8:3).

Al perseguir a los cristianos, a quien perseguía era a Jesús. "Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo, y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:3).

Aquí encontramos la grandeza de Jesús para nosotros. Pablo simplemente era un asesino y Jesús lo vio con misericordia, porque cuando el hombre comete pecado él se hace daño  a sí mismo: "dura cosa te es dar coces contra el aguijón", le dijo Jesús (el aguijón  mencionado es una puya de hierro. (Hechos 9:5)

Cuando Pablo tiene un encuentro con Jesús, su vida es transformada e inmediatamente atiende al llamado, convirtiéndose en un ministro del nuevo pacto, el pacto hecho por Dios con los hombres mediante la sangre derramada  por Jesús.

Pablo, sin ser uno de los doce que estuvieron cerca de Jesús, fue  uno de los que más predicó con fervor acerca de Él: "Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes?”

“Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo".

Pablo no necesitó una carta de presentación como apóstol. Él decía “mi competencia viene de Dios. Ustedes son mi carta de presentación escrita en sus corazones, no en una piedra dura.” Cada uno de nosotros debería ser como Pablo, alguien que predica, ora por los enfermos y hace señales en el nombre de Jesús.

Oración
Señor Jesús, yo anhelo ser esa carta de presentación de ti, mi Señor. Quiero que toda la creación pueda ver tu obra en mí; que pueda ser yo de buen testimonio, y que muchos puedan ser salvos por la predicación de  tu palabra.



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