domingo, 6 de diciembre de 2015

Una promesa para nuestros descendientes


Isaías 59:21.....Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.

Nuestro Dios es Dios de pactos y de promesas. Uno de estos pactos está en la profecía dicha por medio del profeta Joel: "Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones" (Joel 2:28).

Esta promesa se cumplió para los apóstoles y creyentes que se encontraban reunidos en obediencia a lo ordenado por Jesús: "Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí” (Hechos 1:4)

Esta promesa está disponible para todo aquel que sea obediente a Dios y le crea. "Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:38).

Usted debe asegurarse que el Espíritu de Dios esté en usted. No crea la mentira del diablo; crea a lo que dice Dios....Preste atención a lo que Él dice. Número uno: arrepentimiento. Si usted vive en pecado, el espíritu de Dios no está en usted. ¿A quién busca engañar?

Número dos: el bautismo es un paso de obediencia. Dios no derramará de su espíritu en alguien que no le obedece.

Ahora, si el Espíritu de Dios no está en usted, haga un pacto con Dios por medio de su hijo Jesucristo. Él murió por nuestros pecados; su sangre derramada nos limpia de todos nuestros pecado. Él promete, además, nunca más acordarse de ellos. Sólo necesita arrepentirse sinceramente. Como un paso de fe y de obediencia, bautícese y recibirá la promesa su Espíritu.

Si ya hizo el pacto con Dios, crea ahora a sus promesas. Una de ellas dice: “mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre”.

Oración 
Padre que estás en los cielos, hoy me arrepiento de todos mis pecados y de todas la ofensas que te hecho. Ruego me perdones. Quiero ser tu hijo(a). Hoy entro en pacto contigo mediante la sangre derramada de Jesús por mí. Seré obediente a tu palabra. Gracias por la promesa que abarca a mis hijos y a mis nietos

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