martes, 8 de diciembre de 2015

No ofendas a Dios



Isaías 40:18...... ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?  El artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata.  El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva.

En la actualidad hay muchas versiones de la Biblia, utilizadas en distintas creencias religiosas. Algunas versiones difieren entre sí en la cantidad de libros que contienen; en otras, al traducirlas del original las han manipulado para dar a entender algo que va en contra del mensaje original de Dios para el hombre.

Pero, asombrosamente, todas ellas concuerdan en los  Diez Mandamientos. Uno de ellos, precisamente, nos habla de no adorar o venerar a los ídolos. Un ídolo es algo o alguien que le quita el primer lugar a Dios.

Un algo puede ser también un oficio, un negocio una afición etc. Un alguien puede ser padre, madre, hijos, esposo(a), amante etc.

Éxodo 20:3 dice: "No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.

Todas las versiones  concuerdan también con el salmo 135:15, Isaías 40:18  e Isaías 46 que dice: "A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes? Sacan oro de la bolsa, y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello; se postran y adoran.

Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio. Le gritan, y tampoco responde, ni libra de la tribulación. Acordaos de esto, y tened vergüenza; volved en vosotros, prevaricadores."

Lo asombroso es que muchos, leyendo los mandamientos, no lo obedecen, y le encienden luces a los ídolos y les celebran una fiesta en su nombre siguiendo más una tradición que a una orden del mismo Dios. Esto ofende, y enoja al Señor nuestro Dios.

Es degradante para el ser humano el honrar un objeto o a una persona más que al Creador y redentor de nuestras almas. Esta es la causa por la cual el hombre se pervierte, deshonrando su propio cuerpo. Eso es semejante al que desciende por una escalera en un subterráneo;  su vida desciende hacia la corrupción y el pecado.

Oración 
Señor Dios todo poderoso, creador de los cielos y de la tierra, ruego me perdones por todos los pecados de idolatría cometidos hasta el día de hoy. Perdóname cuando no te he dado el primer lugar. Hoy decido entregar mi corazón a Jesucristo, tu hijo y comenzar una nueva vida.

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