domingo, 13 de diciembre de 2015

No serás confundido


Isaías 5: 20........ Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!
 !!Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!

La confusión es definida como una especie de locura donde el hombre, que por naturaleza divina posee inteligencia, sabiduría y razonamiento, en un momento determinado, mezcla situaciones, personas, cosas que no puede distinguir una de otra, y termina haciendo algo que no le es conveniente.

En la confusión hay perturbación. El hombre se equivoca, y algunas veces se deshonra así mismo.  

La principal fuente de confusión es el diablo. Él tiene confundida a la mayoría de las personas. Estas piensan que es normal  el tener relaciones sexuales con personas del mismo sexo. De igual forma, piensan que la rebeldía, el desorden en la familia, el aborto etc. son cosas normales.
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La Biblia nos enseña que el hombre pecador es esclavo del pecado y del diablo, y que éste le conduce cada vez más a un estado de derrota.

En 2 a los Corintios 4:4 dice:  "en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios"... Esto se refiere, obviamente, a la obra del diablo.

Hay una forma en la cual usted pude escapar de la confusión y es muy sencilla: es creer en Jesús, invitarlo  a su vida, creyendo que usted ha fallado, reconocer  sus pecados y arrepentirse de ellos.

En 2 a los Corintios 4:6 dice "Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones,  para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Hay promesas de Dios para sus hijos. Una de ellas dice: "No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria” (Isaías 54:4).

Oración
Gracias, Señor, por Jesús, quien tomó mi lugar en la cruz, muriendo y con su sangre me limpió de todo pecado. Gracias porque, en su resurrección, fui justificado. Creo en su obra y, por esa causa, estoy seguro que tú me guardarás de toda confusión.

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