miércoles, 24 de agosto de 2016

Día 235 La adoración

Génesis 4 :3.......Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.  Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;   pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya…

Repita: “miro con agrado la ofrenda de Abel.”  A Dios hay que darle lo que le agrada a Él, no lo que yo pienso o creo o me gusta a mi. Cuando usted quiere regalar algo a alguien, usted piensa “¿será que esto le gustara?” El señor ha establecido lo que a Él le agrada; Caín sólo tenía  que complacerlo.

¿Estás complaciendo tú a Dios? ¿Le das lo mejor de ti, lo mejor de tu vida, de tu tiempo? Romanos 12:1 dice: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional."

Los antiguos ofrecían animales a Dios por sus vidas, siguiendo la ley de Moisés. Ahora nos ofrecemos a nosotros mismos, vivos a Dios, según la ley de Cristo.                                                                                                                   

En Romanos 6:19, leemos:…"así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la impureza y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia."

Por lo tanto, entendemos que nuestra manera de vivir en Cristo, debe ser en total dedicación a la voluntad de Dios. Nos hemos de ofrecer del todo a Dios.                                                                                                                           

Gálatas 2: 20 dice: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne (en el cuerpo) lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí."

El mejor sacrificio, la mejor ofrenda que podemos ofrecer a Dios, somos nosotros mismos.

Declaración 

 Señor mi Dios, mi creador, te suplico que perdones todos mis pecados; creo que Jesús murió por mí y tomó mi lugar en la cruz. Hoy me ofrezco a ti como una ofrenda limpia y sin mancha.



Rafael Olaciregui
Centro Cristiano de Colombia
http://centrocristianodecolombia.org

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