Día 224 Una señal en la frente

Ezequiel 9:3.......y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano, y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.

Un día Dios nos juzgará y su juicio traerá recompensa para el que bien hizo y castigo para el que actuó mal.

Las escrituras nos enseñan que los juicios de Dios siempre comenzarán por los que están en su santuario, en su altar. Una interpretación contemporánea es que los juicios que están  por venir  comenzarán  primero por los que están pastoreando, enseñando  o liderando un grupo.

En la visión Ezequiel observa que "llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano, y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella."

"Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo."

Habrá recompensa para el que intercede por sus hermanos, por su pueblo y por las naciones; será marcado, de forma tal, que cuando llegare el castigo sobre los miradores de la tierra, éste será guardado.

Es preocupante cuando el Señor dice: "Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé." (Ezequiel 22:30).

Este es un tiempo en el cual la continua intercesión nuestra, a favor de otros, debe ser más intensa, pues el pecado cada día va en aumento…

Declaración

Señor, te ruego, en el nombre de Jesús, tu hijo amado, que detengas aún más tus juicios sobre la tierra. Ruego para que tu palabra sea predicada en cada rincón de la tierra, en especial en aquellos países que hoy persiguen a los cristianos. Ruego que me utilices a mí como un instrumento para alcanzar al perdido.