sábado, 14 de enero de 2017

¿Quien entrará en el reino de los cielos?


Mateo 5:1.......Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

¿Quién entrará en el reino de los cielos?  Sólo Jesús el redentor, el que murió tomando nuestro lugar, el que nos perdonó todos nuestros pecados, el que nos dio su identidad, el que nos pastorea, el que conoce nuestros corazones, puede responder tal pregunta

Es por eso que él decide pronunciar el  llamado sermón del monte. Sólo Él tiene la facultad de calificarnos, de juzgar. Observe la escena: Él está sentado. Esto nos enseña que está  Juzgando. Cuando está de pie, intercede; pero sentado, juzga como Rey.

En este primer juicio, Él dice: "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos." Bienaventurados  significa bien felices y pobre en espíritu se refiere es a la persona que reconoce su necesidad de Dios. Estos entrarán al reino de los cielos. Alguien que no reconoce a Dios, que no cree en él, que sienta que no le necesita, nada tiene que hacer en el Reino de Dios.

Pobre en espíritu no significa que deberíamos ser tímidos, débiles, flojos y sin valor. Tampoco significa suprimir la personalidad. Mucho menos significa ser débil de carácter. A ninguna de estas cosas se refería Jesús cuando hablaba de la dicha que tienen los "pobres en espíritu."

La palabra que aquí se traduce “pobre” es la palabra griega “ptojo” que se utilizaba para hablar de alguien  que vivía en la total indigencia y dependía totalmente de la caridad de otra persona para subsistir. Describe la pobreza absoluta. Es el hombre que no tiene absolutamente nada; que no posee recursos propios.

Al decir "pobres en espiritu" se está refiriendo a aquella persona que reconoce su "bancarrota espiritual." Por lo tanto, acude y depende totalmente de Dios y su misericordia.

De lo que Jesús habla aquí es de la ausencia total de orgullo y confianza en sí mismo. Ser conscientes de que sin Dios nada podemos hacer por nosotros mismos.

"Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados." Isaías 57:15

Declaración

Señor mi Dios, reconozco mi necesidad. Necesito de ti, mi Rey. Sin ti mi alma se perdería en el ardiente infierno; sin ti andaría en ruina, enfermo, preocupado. Yo te necesito cada día mucho más. ¿A quién yo tengo en los cielos sino es a ti?

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario