sábado, 18 de marzo de 2017

La aflicción de Ana


1 Samuel  2:10-11..... Ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.

Un hombre que pertenecía a la tribu de Efraín llamado Elcana tenía dos mujeres. Su esposa se llamaba Ana, y la Otra Penina , quien tenía dos hijos, mas Ana era estéril. La esterilidad en una mujer en aquellos tiempos era motivo de preocupación  para ellas y más si su esposo tenía una amante  que la afligía, y se burlaba de ella.

Cada año, cuando iban al templo del Señor, Penina irritaba, enojaba y entristecía a Ana, por lo que Ana lloraba y no comía. Ana con amargura de alma oró a Dios y lloro abundantemente. E hizo voto, pacto o promesa diciendo: “Señor Dios todopoderoso, si te dignas contemplar la aflicción de esta sierva tuya, y te acuerdas de mí y me concedes un hijo, yo lo dedicaré toda su vida a tu servicio,

 Eli  el sacerdote le respondió: ...Ve en paz y el Dios de Israel te otorgue la petición que has hecho. Luego Ana regresó y fue a comer y volvieron a su casa. Y Elcana se unió con su esposa y el Señor se acordó de la petición de Ana. Y concibió Ana y dio a Luz un hijo  y le puso por nombre Samuel. 

Siendo el niño pequeño, lo llevó al templo del Señor en Silo y dijo a Elí: Por este niño oraba y Dios me dio lo que le pedí. Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer diciendo: El Señor te de hijos de esta mujer en lugar del que ella dedicó a Dios. Y visitó Dios a Ana y ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas, y el joven Samuel crecía delante del Señor.

Ana como muchas mujeres hoy estaba afligida porque su esposo tenía otra mujer e hijos con ella, pero ella determinó, primero, ir al  altar de Dios al templo. Segundo, determinó que era con oración y quebrantamiento delante de Dios que se ganan las grandes batallas, y tercero, hizo la promesa “si  me concedes un hijo yo lo dedicaré toda su vida a tu servicio".

El relato termina enseñándonos que Dios la escuchó y le concedió el hijo que anhelaba, quitando su esterilidad. Ella lo entregó al servicio del Señor, cumpliendo su promesa  y Él le concedió cinco hijos más.

Oración 
Declaro, en el nombre de Jesús, que toda aflicción la llevaré a la presencia de Dios en oración y quebrantamiento, y que toda promesa realizada a mi Dios, la cumpliré. Creo que el Señor  me escuchará y me dará respuesta.

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