viernes, 7 de abril de 2017

El imperio de la muerte


Hebreos 2:14 .......Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.

Cuando nos detenemos a pensar que hay seres humanos en algunas ciudades del mundo, donde hace mucho frío, viviendo en las alcantarillas por no tener casa, o  personas durmiendo en la intemperie debajo de un puente, o de un parque, temblando de fiebre; hombres y mujeres desnudos, tirados en medio del andén, con el cabello sucio, lleno de garrapatas; hombres que en el pasado eran activos y hoy están en la cárcel encerrados como animales con una mirada de derrota…
 
Cuando consideramos que hay  personas en un estado avanzado de drogadicción o alcoholismo, niñas vendiendo su cuerpo, padres asesinando a sus hijos cumpliendo un rito satánico, seres que no se sabe si son hombre o mujer, personas en las clínicas mentales en estado de paranoia, en depresión; a algunos de ellos la medicina no le hace efecto; tienen que amarrarlos o darles choques eléctricos, nos acordamos de lo que dice la palabra de Dios

 : "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo.

El Dios todopoderoso, el Dios Espíritu, un día se hizo carne para participar de lo que participan sus hijos. Él quiso vivir en su carne lo que vivimos nosotros. Siendo rico se hizo pobre, participando de lo nuestro para mostrarnos que la pobreza no es excusa para hacer el mal. Jesús fue tentado en todo y no pecó en nada. Es posible ser hombre y decir no al pecado. 

Cuando él estaba clavado en la cruz, el dolor más grande no eran las manos y los pies atravesadas por un clavo, ni la corona de espinas en su frente, ni los latigazos. El dolor más grande era ver al ser humano derrotado, humillado por el diablo, el cual se burla de nuestra condición caída. Él disfruta cuando tú estás caído, derrotado, en pecado, en un hospital, en una cárcel, en un hospital mental, durmiendo en un andén, borracho.

Esta condición humana le dolía a Jesús. Esa era su angustia.  Cuando las mujeres lloraban al ver a Jesús, él les decía “no lloren por mí, lloren por sus hijos”.    

El verso 15 dice que él vino a  "librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre"...... éramos sirvientes del pecado, del vicio, de las pasiones y por consiguiente, esclavos del diablo. Él podía disponer de nuestra vida. Tenía el imperio de la muerte. Mas Jesús le arrebató, en su resurrección, el derecho que satanás  tenía sobre nosotros y ahora, quien tiene el poder es Cristo Jesús. Somos libres, pero tenemos que tomar la decisión de aceptar y seguir a Jesús como nuestro Señor. 

Isaías 9:2: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.”

Oración
Señor Jesús, creo que con tu muerte tomaste mi lugar; fui crucificado juntamente contigo. Creo que al ser sepultado, todos mis pecados quedaron también sepultados. Creo que en tu resurrección, yo también resucité libre de pecados y sin ataduras. Hoy decido caminar a tu lado. Tú eres mi único Dueño.






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