jueves, 13 de abril de 2017

La agenda de la salvación, el quinto día en la hora novena

El quinto día en la hora novena

Salmos 22:1-22......No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude. Me han rodeado muchos toros, fuertes toros de Basán me han cercado. Abrieron sobre mí su boca como león rapaz y rugiente. He sido derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas. 

La escena es Jesús clavado en la cruz; sus manos atravesadas por unos grandes clavos, lo mismo que sus pies. Su cuerpo hecho una sola llaga de la cabeza a los pies. Nada tiene sano; es una masa de carne sin casi piel. Sus brazos y piernas descoyuntados, el dolor que sufre es terrible.

La sed que experimenta es terrible. Tenía fiebre alta, y experimenta el abandono del Padre y de sus mejores amigos, los discípulos, los cuales le negaron y huyeron cuando lo atraparon en el huerto de Getsemaní.

A todo esto se sumó el hecho de escuchar y ver como los guardias y los sacerdotes se burlaban de Él, diciéndole, “si eres hijo de Dios, bájate de esa cruz” y también veía a demonios en forma de perros, toros, leones y búfalos que se burlaban de Él.

Fueron momentos difíciles, pero necesarios. Él estaba soportando el castigo que cada uno de nosotros merecíamos por nuestras rebeliones, delitos, pecados e injusticias. Además, pagaba un precio por el rescate de cada uno de nosotros. Ese precio se pagó con sangre. Él también nos estaba justificando ante su Padre. Él diría más adelante: "Padre, perdónalos. Yo pagué por ellos un precio." 

Dice la escritura: "Como un tiesto se secó mi vigor y  mi lengua se pegó a mi paladar, y  me has puesto en el polvo de la muerte. Porque perros me han rodeado; me  ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos; entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Más tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme. Libra de la espada mi alma, del poder del perro mi vida. Sálvame de la boca del león, y líbrame de los cuernos de los búfalos.”

Satanás no lo sabía todo, a pesar que estaba escrita la profecía en Isaías 53:10. “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.” 

“Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.”

Si Satanás hubiera sabido que, en la muerte de Jesús, la humanidad era redimida, nunca lo hubiera matado. Si tú crees en el sacrificio de Jesús y te arrepientes de todos tus pecados hoy, Dios te perdona y te hace hijo (a) de Él.

Declaración 
Padre, creo que Jesús tomó mi lugar en esa cruz. Me arrepiento, me duele haberle causado tal mal. Yo fui la causa de su sufrimiento. Prometo caminar todos los días de mi vida en obediencia a tu palabra, y congregarme en una Iglesia que me enseñen más de ti. Gracias Señor Jesús. 



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