martes, 4 de abril de 2017

Hambre y Sed


Salmo 63:1...  Dios, Dios mío eres tú: De madrugada te buscaré, Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario.

Cuando una persona no tiene hambre ni sed y permanece muchos días en esta condición morirá. El no tener hambre ni sed hace parte de una enfermedad mortal.

Cuando una persona no tiene hambre de Dios, de lo sobrenatural, no persigue nada nuevo; está satisfecha donde se encuentra. Y donde usted se queda es donde se seca y se muere. Puede tener la Palabra, conocer las Escrituras y estar muerto, sin nada dentro.

Judas estaba ahí cuando Jesús convirtió el agua en vino, cuando  Jesús levantó al paralitico, cuando sanó al ciego, cuando los panes y los peces se multiplicaron, cuando Lázaro resucitó y salió de la tumba. Lo vio todo; fue tocado, pero no cambió. Pues Judas no tenía hambre y sed de la palabra. Él deseaba dinero para lo físico. Proveyó para lo natural, para lo que perece, no para lo eterno.

Ananías y Zafira vieron la Gloria y el Poder de Dios. Fueron testigos pero murieron a causa de que no les interesó la palabra, sólo el negocio de compraventa de casas.

¿Es posible ver un milagro y no cambiar? ¡Sí!

Hemos tenido enseñanza tras enseñanza acerca de la fe, y no hemos visto avivamiento ni cambios en la vida de las personas. 

Si no entra la palabra en nuestro corazón, no habrá un cambio. Serás "Tocado pero no cambiado”. El avivamiento comienza con la revelación de la palabra internamente, hasta rebosar. 

Cuando el corazón está duro o nublado, tiene muchas cosas dentro, no escucha. El plan del enemigo, su meta, es llevar el corazón cautivo. La Biblia dice que el Espíritu Santo  guía, nunca obliga. El diablo quiere su ministerio, su matrimonio. Él busca nada más que el lugar del reposo de Dios en la tierra, el corazón del hombre.

 “Si no hay hambre de Dios, usted nunca verá la gloria y no estará en ella. La unción de Dios no puede pasar de largo el corazón. 

Cuando alguien es cambiado en el corazón, no tienen que recordarle qué cosas no debe hacer; porque su corazón ha sido circuncidado. El corazón  saciado es la capacidad de Dios en su vida. 

Oración 
Padre, te ruego, en el nombre de tu hijo Jesús, un milagro: crea en en mí un corazón hambriento de ti. Dame sed de tu palabra, que pueda yo ser saciado, que la palabra rebose de tal forma que pueda impartir vida a otras personas

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