Juan 14:2....... No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho voy pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
Esta promesa nos garantiza un muy buen futuro. Jesús vendrá por nosotros y nos llevará a su mansión celestial. Recientemente vi este comercial en TV: “vive el futuro desde ahora.” En él se mostraba una casa bien hermosa con una serie de comodidades. Recordé entonces que mi verdadero futuro está en los cielos.
Hoy, el Señor Jesús nos promete un futuro en los cielos donde Él fue a preparar morada para cada uno de nosotros. Es necesario revisar nuestro proyecto de vida.
¿Cuál es tu proyecto futuro de vida? Algunos dirán “me casar, tendré hijos, tendré mi casa propia, un carro.” Algunos dirán “fundaré una empresa”; otros dirán “seré un médico, un buen deportista etc.” Todos estos proyectos están bien y de seguro se cumplirán, si Dios está de nuestro lado.
Pero esta promesa nos habla de que nuestro futuro no está en la tierra si no en el cielo.
Lucas 12:20 dice "Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma, y lo que has guardado, ¿de quién será?” Así es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios.»
La parábola hace referencia a un hombre que prosperó mucho y que está a punto de morir y es confrontado por el Señor. Durante toda du vida no tuvo en cuenta a su creador por amasar una gran fortuna, la cual no se puede llevar de este mundo, y no hizo tesoros en el cielo.
Usted es portador de una promesa, la cual se hará efectiva si usted cree en ella, se aparta del pecado, se bautiza en obediencia, y mantiene una vida Devocional.
Declaración
Declaro que abandonaré toda forma de pecado. Creo que Jesús, el unigénito hijo de Dios, murió tomando mi lugar para el perdón de mis pecados. Creo que resucitó y subió a los cielos a preparar morada para mí. Yo le espero. ¡Sí, ven pronto, Señor Jesús!
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