Lucas 11:13..... Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Dios ha prometido habitar dentro de cada ser humano que le invite a morar en su corazón. El Señor nos diseñó de tal manera que ningún ser espiritual pueda morar dentro de nosotros sin que seamos nosotros mismos quienes le invitemos.
El respeta nuestro libre albedrío. El diablo conoce esto y por medio de engaños seduce al hombre, pero la decisión final de invitar a alguien a nuestro ser es nuestra.
Jesús considera al hombre pecador como un hombre malo, y reconoce que el hombre, a pesar de esa condición, quiere lo bueno para sus hijos.
Jesús considera a su padre bueno y dice de Él que con mayor razón Él dará al hombre lo más valioso: su Espíritu. Aquí la condición para recibir esta promesa es pedirle al Padre: ¡dame de tu Espíritu!
El Señor también nos anima a guardar nuestro cuerpo en Santidad para Él. Ésta sería otra condición para recibir tal promesa.
Si usted entra a un lugar donde practiquen pecado como negocio, o donde abiertamente se ofende a Dios, usted, con esa acción, aleja al Santo Espíritu de usted.
1 de Corintios 3:16 dice. ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
1 de Corintios 3:19 dice ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Nosotros debemos guardar nuestro cuerpo físico, no prestarlo para la práctica del pecado, tal como el consumo de alcohol, drogas, prostitución etc. Debemos guardar nuestro ser espiritual ya que lo que vemos, escuchamos, olemos , palpamos, leemos etc. puede afectar nuestra alma.
Declaración
Señor Jesús, hoy decido abrir mi corazón sólo para ti. Ningún otro ser podrá entrar en él. Mi corazón será tu trono a partir de este instante. Prometo guardar mi cuerpo y mi mente sólo para ti. Seré el templo de tu Santo Espíritu
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