domingo, 10 de enero de 2016

Promesa día 10 "La sanidad de nuestro cuerpo"



Isaías 53:4....Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.




Esta es una de las promesas de las cuales deberíamos apropiarnos con mayor autoridad, pues toca directamente nuestro cuerpo, nuestra carne nuestros huesos. Por el contrario, las otras promesas están por fuera de nosotros, como las finanzas o las condiciones de prosperidad.

La misma promesa que actuó en nosotros para perdón de pecados es la misma que actúa para la sanidad de nuestro cuerpo. "Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores"....." Y por su llaga fuimos nosotros curados." La misma fe que actúa para creer que fuimos perdonados actúa para ser sanados.

Jesús entregó su cuerpo por nuestra sanidad. 

Él lo profetizó en la fiesta de la Pascua antes de ser condenado, cuando, en medio de la cena, "tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí." (Lucas 22:19)



Su cuerpo golpeado es el pan tipificado en la Santa cena  y debe ser recordado por cada creyente y anunciado a toda criatura "que por su llaga (todo su cuerpo golpeado) fuimos curados."

Y que, además, nos da vida: "Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.”(Juan 6:51)

Declárese sano hoy mismo. Esta promesa es para todo aquel que ha creído en el sacrificio de Jesús, y ya usted cree en Jesús. Sólo le falta es apropiarse de ella.

Vamos, empiece por declarar que aunque el médico diga lo contrario, usted está sano. Al recibir sanidad milagrosa, no olvide el testificar de quién le sano. Acérquese a la iglesia y dé el testimonio. Esto animará a otros a creer.


Siempre lea la Biblia varias veces al día y medite en lo que lee. Recuerde, la palabra de Dios es sanidad para nuestro cuerpo.

Nunca olvidemos que el mismo Jesús padeció en la cruz para darnos sanidad, tal como dice 1 Pedro 2:24 e  Isaías 53:4. La voluntad de Dios es que seamos sanos del alma y del cuerpo. Abandónate en Sus manos para que te de salud y restauración.


Declaración 
Declaro que hoy recibo sanidad en mi cuerpo. Por la llaga de Jesús he sido curado. Rechazo, en el nombre de Jesús, toda enfermedad. Creo que él se las llevó en su cuerpo.

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