Isaías 65:21....... Edificarán casas y morarán en ellas; plantarán viñas y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos.
"No trabajarán en vano ni darán a luz para maldición, porque son linaje de los benditos de Jehová, ellos mismos y también sus descendientes. Antes que clamen, yo responderé; mientras aún estén hablando, yo habré oído." (Isaías 65:23-24)
Esta gran promesa tendrá efecto cuando usted acepte el gobierno de Cristo en su vida. De no ser así, será todo lo contrario:
"y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve. Te desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás.” (Deuteronomio 28:29)
Cuando Dios no gobierna nuestras vidas, todo nuestro esfuerzo y trabajo es para que lo disfrute otro que no se esforzó y trabajó. Con mucha dificultad levantaremos a nuestros hijos y nadie nos garantizará su futuro.
Cuando Cristo gobierne en nuestras vidas, todas las promesas de Dios serán para nosotros y para nuestros descendientes.
Dice Isaías 61:6 "Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes.”
En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo."
1 de Pedro 2:9 dice: "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable."
Apocalipsis 5:10 dice: "y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
Pregúntese, ¿qué tengo que hacer para que Él gobierne mi vida, mi hogar, mis finanzas, mis propiedades?
Declaración
Señor, perdona mis pecados, y mi rebeldía. Me arrepiento de haberte ofendido. Quiero comenzar una nueva vida. Hoy acepto el gobierno de Jesucristo, tu hijo, en mi vida, en mi hogar, en mis actividades, y en mi lugar de trabajo o de estudios.
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