martes, 2 de febrero de 2016

Promesa día 33 El sanará nuestra tierra



2 Crónicas 7:14.........Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos entonces yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.

La  tierra, nuestro planeta, está enferma, dice el Señor, y la causa es el pecado que sobre ella se practica Dice el libro de levíticos 18:20:  "no tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella.

"Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová. No te echarás con varón como con mujer; es abominación. Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión.

En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores.”

La enfermedad de la tierra ya usted la conoce. En los noticieros constantemente la mencionan: "Uno de los síntomas más fuertes que está sufriendo la tierra ahora es que la temperatura global de la superficie subió a los 0,8 grados centígrados, por eso las últimas décadas han sido más calientes que en los anteriores  años. La tierra está muy enferma a causa del pecado.

Dios promete sanar nuestra tierra, pero hay unas condiciones para nosotros los seres humanos que son: humillarnos delante de Él, orar, buscar su rostro, arrepentirnos del pecado, volvernos al Padre por medio de Cristo Jesús.
 
Y no sólo el pecado común, también el abandono del templo de Dios, su casa, trae consecuencias sobre el medio ambiente 

El Señor dice " Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos.  Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos." (Hageo 1:11)

Declaración
Padre, te ruego, en el nombre de Jesús tu hijo, que perdones  los pecados de mi pueblo, de mis familiares y los míos, pues te hemos ofendido grandemente. Ruego nos perdones por abandonar tu templo y no tenerlo en cuenta. Declaro que buscaré tu presencia en mi vida

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