Oseas 14:4...... Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.
La promesa de Dios es que "Él apartará su ira del hombre pecador" que se arrepienta de sus pecados.
La rebelión fue el primer pecado registrado en el universo, Lucero hijo de la mañana, el cual fue después llamado diablo, se rebeló contra Dios queriendo usurpar su trono. Isaías 14:12 menciona: ¡¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones
Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo!!
Si existiera una calificación para el pecado, este sería uno de los más graves. La rebelión implica transgresión, desobediencia, deslealtad, injusticia, impiedad.
Desde el primer hombre creado por Dios, hasta nuestros días, la rebelión ha sido uno de los pecados que separa al hombre de Dios.
Romanos 1:18 dice "Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.
Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido."
Dios promete perdonar tan grave pecado y apartar su ira del hombre pecador.
Tito 2.11-13 nos enseña de la gracia de Dios: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.”
Declaración
Padre que estás en los cielos, hoy te ruego que perdones todas mis transgresiones, mi rebeldía, la desobediencia, la impiedad, y toda rebelión. Comprendo que todos estos pecados, cuando los cometo contra cualquier autoridad, es contra ti que los hago. Por lo tanto, me arrepiento y me vuelvo a ti por medio de Cristo Jesús
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