lunes, 29 de febrero de 2016

Promesa día 61 No abortarás ni serás estéril



Éxodo 23:26....... No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días.

Después de crear al hombre Dios dijo......"Fructificad y multiplicaos" (Génesis  1:28). Esa fue una palabra enviada por Dios, la cual  tiene el poder de crear. Toda mujer debería tener hijos con su esposo. La esterilidad y el aborto no son normales.

A la orden de Dios y a sus promesas se opone el diablo y el mismo hombre. Usted debe estudiar las escrituras, y encontrar cuáles son las bendiciones y cuáles son las maldiciones y de dónde provienen.

En este caso particular, usted toma la promesa y la analiza. Lo primero que impide la promesa es el pecado. El tener relaciones sexuales sin estar casado se llama fornicación; y el tener relaciones un hombre casado con una mujer diferente a su esposa es adulterio y la palabra de Dios dice que estas personas no heredarán las promesas de Dios. (Gálatas 5:19-21).

Si usted es casada y es estéril, asegúrese de estar bajo un pacto con Dios por medio de Jesús. Esto significa que usted se arrepintió de sus pecados, cree que Jesús murió tomando su lugar y acepta el señorío de Dios en su vida.

El texto de donde se extrajo esta promesa dice "que no debemos ser idolatras." 

Al asegurarse que usted es heredera, tenga en cuenta a su esposo que esté él también bajo un pacto con Dios.

Si ambos son herederos de Dios, usted lo único que necesitará es apropiarse de la promesa y declararla sin "pelear" con Dios. 

Acuérdese de Abraham y Sara,  a quienes, siendo ancianos, Dios los hizo fértiles. Lo único que necesitaron fue creer a la promesa. "Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho." (Génesis 21:1)

Aquí encontramos otro requisito de esta promesa: "en el tiempo que Dios le había dicho."  Declara la promesa, cree que se cumplirá, ten paz y espera el tiempo de Dios.

Declaración 
Creo en la promesa de Dios, pronunciada al crearnos, y luego al redimirnos por medio de Jesús. Creo que hago parte de su pueblo y que soy heredero (a) de las promesas y tendré hijos en el tiempo de Dios.




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