Corintios 9:10....... Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia…
Dios fue el primero en sembrar cuando dijo: "Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así."
"Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género."
Dios también sembró a su hijo. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3:16)
En el caso del trigo, la semilla que sirve para sembrar es la misma que sirve para hacer el pan. "El que se come todas las semillas quedará sin semilla para hacer pan pues no volverá a cosechar."
La promesa de Dios es que nos dará la semilla y la hará multiplicar. Nuestro compromiso en esta promesa es no comernos toda la semilla. Debemos distribuirla tomando una parte para comer y otra parte para sembrar. Si no lo hacemos, no tendremos, en el futuro, parte para comer ni parte para sembrar.
Esta fue la explicación natural. Ahora viene la espiritual: la palabra de Dios es como una semilla. Tú la recibes y parte de ella alimenta tu alma, te da paz, te sana el cuerpo y te da vida eterna. La otra parte tú la debes sembrar en otras personas. Si no lo haces, llegará el momento que no tendrás para ti mismo, pues el egoísmo o la pereza te impidieron continuar el ciclo siembra, cosecha, recoge, come, siembra, etc.
Jesús murió y es tipificado por la semilla sembrada. Él resucitó y es tipificado por el trigo que germinó y lleva mucho fruto. Si nosotros no morimos a nosotros mismos, nunca podremos dar fruto.
"Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará." (Mateo 16:25)
Esto también es espiritual. Cuando percibes un salario, por mínimo que sea este, es como una semilla. Parte de esa semilla te servirá para comer y parte te servirá para sembrar en el Reino de los Cielos. Las ofrendas son semillas; si tú no siembras, no cosecharás.
“El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.” (2 a los Corintios 9:6)
Declaración
Declaro que, con atención, recibiré la palabra de Dios y mientras viva sembraré esa preciosa semilla en cada persona que esté cerca de mí. Yo mismo me sembraré en el Reino de los cielos, e invertiré parte de mis recursos en su establecimiento
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