Romanos 12:3.......Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Mediante este principio de pensar en nosotros mismos con cordura mantendremos unas buenas relaciones con nuestro Padre y con nuestro prójimo. Usted no debe considerarse superior a nadie en ningún área ni inferior tampoco.
1 Corintios 15:10 dice: "Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo."
Si algo en nosotros es excelente, si hay un don especial, si nos destacamos en algo, debemos ver es el favor, la gracia de Dios en nosotros y no el que seamos "especiales."
Debemos tener un valor correcto de nosotros mismos. Ofendemos a Dios cuando nos menospreciarnos a nosotros o menospreciamos a cualquier otro.
Es necesario que entendamos la diferencia entre la humildad y menosprecio. El menosprecio a sí mismo no es humildad, sino la actitud mental de alguien que no está bien. La humildad la podemos aprender de Jesús, quien siendo Rey, dejó todo por amor a nosotros.
1 Corintios 1:25-31 dice: "Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor."
Cuando la escritura dice "conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno" se refiere a la fe que Dios nos ha dado a cada uno . Nuestro valor no lo determina lo que hemos conseguido en este mundo, ni los títulos, ni el dinero, ni las posesiones, ni el poder, sino la fe.
La fe es en nuestro Padre determinará nuestro presente y nuestro futuro.
Declaración
Creo, Señor, que tú me creaste a tu imagen y semejanza. Creo que me diste la mente de Cristo. Creo que me has dado tu Santo Espíritu, el cual vive en mí y me aconseja. Hoy recibo también tu concejo. Mantendré un concepto correcto de mí mismo
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