1 Juan 1:9.......Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Mediante este principio de la confesión de los pecados se prepara el camino para el perdón. También se prepara el camino para la adoración. Nehemías 9:3, comenta: "Y los israelitas puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios."
La confesión de los pecados prepara el camino para la reconciliación y el compañerismo. Santiago 5:16, dice: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho."
La confesión de los pecados hace que el éxito sea posible. Proverbios 28:13, dice: "El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia."
La no confesión de pecados trae enfermedades. El rey David dijo al respecto: "mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado." (Salmo 32:3)
David también reconocía sus maldades y sus rebeliones: "Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí.” (Salmos 51:1-3)
Es importante que usted sepa que sólo se peca contra Dios: "Contra ti, contra ti sólo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.” (Salmos 51:4)
El arrepentirnos de haber hecho lo malo, es decir haber ofendido a Dios, el confesárselo a Él, el creer que somos culpables y merecemos la muerte, y que Jesús llevó sobre su cuerpo nuestros pecados nos hace libres y somos perdonados por Dios.
Declaración
Señor, hoy confieso que he pecado contra ti. Me duele haberlo hecho, me duele que tu hijo Jesús haya tenido que cargar mis inmundicias sobre Él e ir a la cruz por mí. Viviré eternamente agradecido por el perdón que me has otorgado y caminaré en santidad todos los días de mi vida.
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