Génesis 26:3....... Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre.
Bajo este principio debe vivir todo hijo de Dios, pues ni su nacionalidad ni su herencia están en la tierra sino en el cielo. Filipenses 3:20 dice: "Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo."
Algunas personas anhelan vivir en otro país distinto al suyo y adquirir esa nacionalidad, pues esto les representa seguridad para sus vidas, estabilidad económica y un futuro para sus descendientes, entre otras muchas cosas.
Usted y yo debemos anhelar la nacionalidad de Cristo y, una vez adquirida esta, vivir de acuerdo a ella y no a la anterior. Este es el principio que nos garantizará el poder vivir en cualquier lugar bien, sabiendo que tenemos el respaldo de nuestro Rey y Señor Jesucristo.
Ser ciudadano del cielo nos garantiza la salvación, la cual implica seguridad, paz, liberación, sanidad, prosperidad, y un buen futuro.
Bajo este principio el apóstol Pedro nos aconseja: "Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras" (1 Pedro 2:11)
El apóstol Juan también enseña en 1 de Juan 2:15 que "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”
Si usted se considera hijo de Dios, su verdadera nacionalidad está en los cielos, y su comportamiento en esta tierra debe ser como el de un extranjero o peregrino. No viva de acuerdo a las creencias religiosas y pecaminosas del mundo; viva de acuerdo a los estatutos del reino de Dios que se encuentran en la Biblia.
Declaración
Declaro que soy ciudadano del Reino de Dios y viviré de acuerdo a sus leyes y estatutos. Me cuidaré y guardaré mi testimonio. Mientras esté en esta tierra viviré como extranjero, estudiaré, trabajaré, tendré hijos, administraré, pero nunca olvidaré quién soy en Cristo Jesús.
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